Fracasar nunca es fácil, pero a veces triunfar tampoco lo es. Supongamos que llevas semanas trabajando en una campaña para tu página web que crees que marcará un antes y un después en la historia de la publicidad. Y no sólo quieres que tú estés al tanto, sino que utilizas todos los canales a tu disposición (Twitter, Facebook, etc.) para asergurarte de que todos lo sepan. El día señalado llega el momento de la verdad y tanta afluencia de visitas hace que el sitio no esté disponible durante un rato.
¿Ficción? Por desgracia no para Coca-Cola. Sobre estas líneas podéis ver el mensaje que durante la Superbowl mostró la página oficial de la compañía, aunque también su aplicación en Facebook se vio afectada. El tráfico recibido superó todas las expectativas y cuando llegó el momento de la verdad, el instante que todos habían estado esperando durante varias semanas, lo único que se pudo ver fue un mensaje de error traducido, eso sí, a cinco idiomas.
No tenemos cifras para poder valorar cómo habrá impactado estos problemas técnicos en la eficacia y alcance de la campaña, pero el hecho de que estemos hablando de varios minutos de caída seguramente haya hecho que el responsable técnico de Coca-Cola se haya llevado una buena reprimenda. Estamos en la era de la información, que un usuario vea un anuncio que le anima a visitar una página no quiere decir que éste vaya a intentarlo dos veces. Si se pierde inmediatez, se pierde efectividad. Más de uno habrá intentado ayer ver lo que Coca-Cola iba a publicar, pero al comprobar que no funcionaba lo habrá dejado y se habrá olvidado.
El ejemplo de Cola-Cola es uno de los más sonados, pero durante la Superbowl mismo fueron varias las páginas webs de empresas que se anunciaron en los intermedios las que no aguantaron el tipo. Tampoco hace falta irse a Estados Unidos y a grandes acontecimientos deportivos. En nuestro país también hemos podido ver ejemplos durante estos meses, con páginas de tiendas saturadas tras campañas en las redes sociales.
¿Qué podemos aprender de todo esto? Que si bien es un problema fracasar, a veces también se puede "morir de éxito". En cualquier caso, una compañía tiene que estar preparada para ambas posibilidades, optimizando los recursos y preparando un plan de emergencia por si todo falla. O eso o el trabajo de varias semanas puede irse al traste en cuestión de segundos y se habrá perdido una oportunidad preciosa de llegar a potenciales clientes interesados en nuestro mensaje.
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