Un grupo de internautas, la mayoría de ellos afincados en Suiza, ha redactado el Digital Media Consumption Manifesto, un manifiesto bajo el que prometen no descargar archivos sin el consentimiento de sus titulares, si se cumplen los requisitos para lo que consideran una oferta competitiva y factible. Paradógicamente, lo han colgado en una web titulada Don't Make Me Steal.
No se trata de unas demandas fuera de lugar. Ni mucho menos. Es lo que la industria debería haber ofrecido hace años, pero que los ciudadanos e internautas tenemos que pedir por activa y por pasiva. De hecho, si existiera un servicio como el que se detalla en el manifiesto, las descargas de archivos se reducirían de forma muy drástica.
El primer punto se refiere al precio de los productos. Según dicen, la cifra para el alquiler de películas no debería exceder una tercera parte de lo que cuesta una entrada para el cine, mientras que la compra debería costar exactamente lo mismo que una entrada. Una tarifa plana tendría que costar, más o menos, lo mismo que ir tres veces al cine. Por su parte, los precios para las series televisivas deberían ser una tercera parte de las películas.
En relación con los idiomas, solamente piden que se puedan disfrutar los productos en cualquier lengua de las que haya sido producida la película. Todos los idiomas deberían estar disponibles para su selección una vez hecha la compra, además de permitir la creación de subtítulos por parte de los usuarios.
Por otro lado, también piden que el contenido por el que se paga esté disponible de forma instantánea. Es decir, que se utilice el streaming para consumir las películas y/o series, además de la descarga definitiva para las obras compradas. Otro aspecto que destacan es que no deben haber anuncios o avisos que interrumpan el visionado.
Otro aspecto que llama la atención, y que podría ser el más complicado desde el punto de vista empresarial, es la capacidad para acceder a casi cualquier obra que se haya realizado, además de no tener límites estés en el país en el que estés.
Finalmente, también piden una serie de derechos sobre los contenidos descargados. En primer lugar, poder consumir la película en cualquier dispositivo, sin diferencias en el formato del vídeo. En segundo, que los productos no estén atados a los proveedores del servicio y que estén libres de DRM en caso de compra. Como punto final, piden algo lógico desde el punto de vista humano: que se entienda fácilmente los derechos que tiene el consumidor cuando alquila, compra o mira en streaming con tarifa plana.
Y ahora, ¿cuántos de vosotros seguiríais descargando archivos si tuvierais una oferta así? Fácil acceso, universal, a un precio correcto, posibilidad de versión original, sin trabas en la gestión de los derechos… Programas como BitTorrent o servicios como Megaupload y Megavideo verían como su tráfico disminuyen de forma vertiginosa. Lo que es una vergüenza es que tenga que ser un grupo de ciudadanos el que pida que se le preste un servicio que ya debería haber por el simple hecho de la existencia de una gran cantidad de clientes potenciales.
Vía | Don't Make Me Steal Foto | Don't Make Me Steal