Rajoy brindó una posible clave para el éxito de la negociación de principios de enero: "Que el PSOE elija un interlocutor, el que sea, y se siente y discuta". Este interlocutor ya ha sido designado, según fuentes socialistas. Será José Enrique Serrano. El País.
En una ocasión, Guimerá sirvió incluso de conductor en una reunión secreta en un vehículo. El coche transportaba al espía Paesa y a José Enrique Serrano, entonces jefe de gabinete de La Moncloa. Interviú.
Si has leído estos dos párrafos te sugiero que hagas click en este enlace de Periodismo Humano. ¿Ya?. ¿Te vas haciendo a la idea?. Pues hay más. Felipe González confió en este desconocido la negociación con Perore y Mario Conde en lo que El País presentó como un chantaje sin precedentes al Estado.
Zapatero, por su parte, confió en José Enrique Serrano el teléfono rojo con ETA o la negociación de la reforma laboral como ya nos contó Ignacio Escolar. Ahora el presidente le ha confiado a Serrano que solucione el "problema Sinde" antes del 15 de enero. Si será importante el asunto, aunque no lo pasen por el Pleno del Congreso. Travesuras del Poder.
La verdadera dimensión de la épica y legendaria victoria (21-D) de los internautas españoles en defensa de Internet solo puede calibrarse comprendiendo lo que significa que José Enrique Serrano tenga que abandonar las sombras y el gobierno reconocerlo como "el interlocutor" oficial para cerrar un acuerdo lo antes posible con el PP, dejando en muy mal lugar a la ministra de Cultura y al grupo socialista en el Senado.
Por lo pronto Rajoy parece que ha decidido meterse en un charco, ya veremos si son arenas movedizas. Gran error del presidente del PP. Cuando lo primero que debería hacer es aplaudir (alentar) el diálogo civil entre productores, creadores e internautas y pedir un gran debate sobre Propiedad Intelectual. Todo menos aceptar la negociación en "algún lugar secreto" de esos que al misterioso Serrano tanto le gustan para reunirse, por el bien de España, con lo peor de cada casa.
Esa es la democracia del poder que no se vota y que llevará un papel a medio hacer a los portavoces del PSOE y el PP en el Senado. El ingenuo recordará que la separación de poderes es también (y fundamental) entre legislativo y ejecutivo. Pero eso en España ni se lleva, ni se enseña, ni se entiende. Aquí se ejerce el viejo sistema del turnismo. Cuando se tiene el poder se ejerce desde el palacio, como antaño.
Porque Serrano, el representante de este sistema piramidal y zafio, sobre todo es un fontanero de otros tiempos. Un hombre de las provincias del imperio (antes de Google) que hizo su trabajo en la época más dura del felipismo y que probablemente ha presionado más allá de lo razonable en defensa de los intereses del lobby del negocio del copyright conectado desde siempre con defensa y las empresas de armamento cuya sede no es otra que la calle Serrano 75 de Madrid.
Según el veterano periodista, José Apezarena, la propia ministra Ángeles González Sinde ha expresado en privado su desconcierto porque fue una persona del gabinete del presidente el que le dio una consigna inequívoca de que apostase duro con la ley antidescargas. Se trataba de José Enrique Serrano.
Así es, el jefe del Ala Oeste de la Moncloa impulsó personalmente este anteproyecto, explicaría el propio digital que dirige José Apezarena:
Pero hay más. La sorpresa de González-Sinde fue en aumento cuando se percató de que ni Zapatero ni Alfredo Pérez Rubalcaba estaban al tanto del contenido del proyecto. Hay que recordar que José Enrique Serrano ha sido considerado siempre un hombre cercano al ministro del Interior. Sin embargo, en esta ocasión no advirtió a Rubalcaba de lo que se estaba fraguando.
En Presidencia se ha cocinado la gran ofensiva contra la llamada piratería, explican socialistas que ya piensan en la retirada. "Serrano hace lo que quiere, te diría que los Serrano hacen lo que quieren."
Hay prisas por “hacer algunas cosas” antes de dejar la Moncloa, el “partido queda al margen y sale perjudicado” explicaba hace meses un dirigente socialista, más próximo, al menos en privado, a las tesis de Rodríguez Ibarra sobre Internet y los derechos de autor que a las del desconocido y poderoso José Enrique Serrano al que no duda en considerar "un hombre de Washington y un piedra en el zapato de Ferraz".
Pero José Luis Rodríguez Zapatero, Secretario General del PSOE, tiene puesta toda su confianza política y personal en José Enrique Serrano. Es tal su poder que en los sindicatos españoles, que lo han sufrido en las negociaciones sobre la reforma laboral, no tienen dudas: "aquí manda Serrano".
Pero, ¿quién es el fontanero que ejerce de chef en la Moncloa y al que se considera el “verdadero artífice o promotor” de la Ley Sinde?. Comenta el director de El País que si algo evidencia la lectura y análisis de los cables de WikiLeaks es que existe un Poder en Washington que no cambia aunque cambien los presidentes. Como servidor en "provincias" de ese poder sitúan algunos al hombre que José Luis Rodríguez Zapatero ha nombrado interlocutor para negociar con el PP la aprobación en el Senado de la Ley Sinde en cuestión de días.
Como el patético Brown, Zapatero tiene que mantener el tipo mientras otro mueve sus hilos antes de cederle el sillón al partido conservador. Naturalmente pactando la aprobación de la ley con los votos de la alternancia que no es lo mismo que alternativa. El turnismo otra vez.
Serrano y el poder
José Enrique Serrano Martínez, licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, fue nombrado en enero de 1987 (después del referéndum de la OTAN) Director General de Personal del Ministerio de Defensa por el entonces titular de la cartera Narcís Serra. Comenzaba así una carrera política en la sombra del poder, siempre como hombre de confianza del líder socialista español de turno. Una historia increíble, pero cierta.
Su nombre es habitual en todas las quinielas cuando toca escribir algo sobre cambios en el gobierno. Él se debe tronchar. Su bio y misión es el Poder con mayúscula.
El 21 de junio de 1991, Narcís Serra lo nombra Secretario General de la Vicepresidencia del Gobierno. Después de la dimisión de Serra por el escándalo de las escuchas de CESID, Serrano es ascendido nada más y nada menos que a Director de Gabinete del Presidente del Gobierno, Felipe González.
Ya manda en la cocina. Se convierte en la mano derecha de Felipe González en los años más duros del Gobierno del PSOE, marcado por los casos de corrupción y el crimen de Estado. El propio Serrano ha vivido en primera persona el caso Serra, aunque años después el Vicepresidente es premiado con la presidencia de Caixa Catalunya. Ya sabes.
Son meses en los que un caso WikiLeaks a la española está a punto de hacer saltar la "todo por los aires". Todavía asusta enfrentarse a las hemerotecas. Los asuntos más delicados se tapan (Consenso de Estado) pero caen muchos, el propio Serra, el jefe del espionaje, el gobernador del Banco de España, el Ministro del Interior y el Secretario de Estado condenados por el secuestro de un anciano sin niguna relación con ETA. Serrano hace frente a la tormenta que "pudo llevarse todo por delante" con determinación y una inteligencia prodigiosa.
Aunque la dama ciega se le acerca en varias ocasiones. En abril de 1995, Serrano tuvo que prestar declaración como testigo ante el magistrado del Supremo, Eduardo Moner, en relación con el denominado “Informe Crillon” (documento elaborado por una agencia de detectives, a petición del entonces vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, en el que quedaban reflejadas las actividades del ex presidente de Banesto, Mario Conde). El ex Director de la Guardia Civil, Luis Roldán, aseguró que el entonces Secretario General de la Vicepresidencia, José Enrique Serrano, fue el encargado de realizar los pagos mensuales a la agencia norteamericana Kroll, autora del “Informe Crillón”.
En mayo de 1995 la Fiscalía del Tribunal Supremo solicitó a Eduardo Moner que efectuara un careo entre Luis Roldán y Serrano, con el fin de aclarar las contradicciones surgidas en las declaraciones de ambos. El careo se produjo el 21 de junio. Finalmente, el 25 de julio, la Sala Segunda del Tribunal Supremo decidió archivar las diligencias abiertas por la elaboración del informe alegando “ausencia de conductas delictivas”.
Serrano también tuvo un papel importante en las negociaciones (chantaje según Ernesto Ekaizer) con el ahora "rehabilitado" Mario Conde y Jesús Santaella, abogado del ex presidente de Banesto y el coronel Perote. El presidente del Gobierno, Felipe González, designó como interlocutores en estas conversaciones con el entorno de Conde a José Enrique Serrano y al secretario general del CESID, Jesús del Olmo.
En 1997, el propio coronel Juan Alberto Perote, ex alto mando de los servicios secretos españoles, afirmó que el anterior Gobierno socialista intentó comprar su silencio sobre la “guerra sucia” contra ETA. El ex jefe de la Agrupación Operativa del Centro Superior de Investigaciones del Ejército (CESID) declaró que dicha oferta de dinero a cambio de su silencio se la hizo llegar, en nombre del anterior Gobierno español, el empresario Francisco Paesa. Y dio más detalles: la oferta procedía del entonces director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, José Enrique Serrano.
También hay referencias a Serrano en casos de corrupción como Filesa o el AVE, relacionados con la trama de financiación ilegal del PSOE en tiempos de Felipe Gonzalez. En 1999, el ex directivo de Filesa, Alberto Flores, dijo que Serrano, ocupando entonces el cargo de jefe de gabinete de Almunia, amenazó a sus hijos cuando acudieron a la sede del PSOE diciéndoles que “mucho ojo con lo que hacían o perjudicarían su situación penitenciaria”.
Serrano cesó como director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno el 8 de mayo de 1996, al llegar José María Aznar a la Moncloa. Pero Serrano continuó siendo el hombre clave a la sombra del sucesor de Felipe González en el PSOE. Fue jefe de Gabinete de Joaquín Almunia durante toda su etapa como secretario general socialista.
Después de las elecciones de 2000, la mayoría absoluta del PP y la dimisión de Almunia, Serrano se convierte en el principal asesor de Chaves que se hizo cargo de la comisión gestora que llevó al partido al congreso en el que, inesperadamente, ganó Zapatero.
Serrano a través de Felipe González y Manuel Chaves, elegido presidente del PSOE sigue escuchando e influyendo en Ferraz, pero ZP ha llegado con gente nueva. Serrano decide esperar, una espera más corta de lo que muchos imaginan, combinando la universidad con sus pinitos como ejecutivo y asesor jurídico de una productora. Parece ser que con La luz prodigiosa (Executive Producer) hizo un gran trabajo.
Allí descansó de la política unos meses. El 14-M le devolvería a su cocina. Ahí sigue.
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