Josep Jover es el abogado que le ganó el pulso del canon digital a las entidades de gestión españolas ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Un infatigable defensor de la sociedad digital abierta que además preside APEMIT (Asociación Española de Pequeñas y Medianas Empresas de Informática y Nuevas Tecnologías).
Ahora también es colaborador de Nación Red.
Esta es la primera impresión que me produce el texto de la enmienda al proyecto de ley de Economía sostenible, llamado Ley Sinde. Y eso es cierto, me explicaré.
El primer muerto que sale del armario camino a la papelera, lo encontramos ya en el párrafo primero cuando se menciona al Canon Digital. No es por voluntad de servicio a la ciudadanía. Este es un “muerto” en el armario del PP. José M. Aznar (2003) aprobó el actual modelo, y Rajoy estaba muy, muy cerca.
El segundo “muerto” se lo quitan de encima los de PSOE, para cumplir los compromisos adquiridos con quien “manda de verdad”. Para ello, no crean una ley nueva, modifican la LSSI. Ley que, casualmente, aprobó Aznar en el 2002. Su respuesta, a partir de que se apruebe, ya nos la imaginamos. “Es una Ley que tramitó y aprobó el partido popular y las modificaciones y actualizaciones se hicieron con su consentimiento”.
El tercer muerto. Se aprovecha que, para que la cosa no se les complique, que los procedimientos contenciosos de la Audiencia Nacional, antiguo Tribunal de Orden Público, no tienen segunda instancia. Es decir no tienen apelación posible.
Para los “muertos domésticos”, se crean dos comisiones, vaya, un cementerio de elefantes a cargo de nuestros impuestos para discernir lo que es pecaminoso y lo que no lo es. Eso sí, para evitar que sus miembros se “contaminen”, se aseguran de que ningún internauta ni consumidor esté en ellas.
Y finalmente el quinto muerto se lo endosan a los jueces, poniendo plazos de 24 horas a unos juzgados que están, desde hace años colapsados. Continúa el Juez, sin poder entrar en el fondo del asunto, y continuará el juez sin poder hacer otra cosa que asentir y poner el paripé a la comisión. Por dos veces, eso sí. Pero en ese caso... la culpa será del juez, no de ellos.
Ya lo decían los monarcas ilustrados en el siglo XVIII “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Ciertamente, se ha aprovechado la ocasión para vaciar de algunos “muertos” los armarios de los principales partidos políticos. En eso sí que se han puesto de acuerdo.