El proyecto de Google para llevar Internet 100 veces más rápido de lo acostumbrado a los hogares de una ciudad de entre 50.000 y 500.000 habitantes requería de una voluntaria. Son miles y miles. La euforia se ha desadado. Ya en marzo Topeka, una de tantas, hizo un amago de cambiarse de nombre y llamarse Google.
Aquello no era legal pero todo vale para llamar la atención de Google y hacer marketing de ciudad. Un alcalde avispado y una iniciativa que se justifica como prueba de que las operadoras no utilizan toda la tecnología a su disposición para beneficiar a los consumidores.
Google promete cobrar lo que costaría en condiciones normales esta tecnología. Poco. Argumenta que el precio que actualmente se paga por conexiones mucho más lentas es superior al que se debería abonar incluso por una de tipo ultrarrápido, como la que está en proyecto.
Google está dispuesta a sacar los colores a los proveedores de Internet, a las telefónicas tradicionales. Lo que todos pensamos, que nos han vendido gato por liebre con la complicidad de los gobiernos, Google lo quiere demostrar. Lo dicen con la tranquilidad del que es capaz de todo:
Con la tecnología actual es posible instalar una banda ancha mucho más potente sin mayor coste
Antes de conocerse la ciudad elegida Google llevará a la ciudad universitaria de Stanford su red de banda ancha ultrarrápida de 1 GB de velocidad.
Más Información | Google Fiber for Communities
