El dinero y el sexo, están en el corazón de mi sistema, el que finalmente funciona porque sé que no me rechazarán. Pagar por chicos aun sabiendo lo que hay detrás de la prostitución porque me excitan enormemente todos esos rituales de feria de efebos, de mercado de esclavos.
La Mauvaise vie, autobiografía de Frédéric Miterrand
El narrador de La mauvaise vie describe su gusto por la clandestinidad y la costumbre de pagar favores sexuales de jóvenes. Lo hace relatando escenas en burdeles de Tailandia donde muchachos "muy atractivos" se muestran ante hombres venidos del mundo entero.
El Narrador es el Ministro. El sobrínisimo. El máximo representante gubernamental de la Cultura. Representante familiar de esa izquierda burguesa y palaciega, "caviar", que ahora colabora con Sarkozy, entre otras cosas, para proteger los privilegios de los "creadores": censurando la red. ¿Te suena?
Cuando salto la polémica el portavoz del Partido Socialista, Benoît Hamon, criticó que “en un momento en que Francia se ha comprometido con Tailandia a luchar contra la plaga que es el turismo sexual, resulta que hay un ministro del Gobierno que explica que él mismo es un consumidor”.
Hamon reprochó al ministro de Cultura que defendiese al cineasta francopolaco Roman Polanski, que podría ser deportado por las autoridades suizas a Estados Unidos, donde sería juzgado por violar a una joven de 13 años en 1977. Mitterrand acusó entonces a Estados Unidos de comportarse con crueldad al emprender acciones legales contra el director. El portavoz socialista fue tajante entonces, “ahora la cuestión es saber si el señor Frédéric Mitterrand debe dimitir o no”. Pero el que casi dimite, abandonado por sus compañeros, es el portavoz socialista.
El actual ministro de Cultura reconocía en el libro que “tenía el hábito de pagar por chicos” y que su atracción por este tipo de prostitución continuó después de conocer los sórdidos detalles de este tráfico sexual:
El mercado de la esclavitud me excitaba muchísimo (…). La abundancia de chicos jóvenes muy atractivos e inmediatamente disponibles me situaba en un estado de deseo.
En defensa de Miterrand salía el gremio de escritores, Mario Vargas Llosa fue una excepción, harto de la doble vara de medir, se preguntaba en El País:
qué pensarían en Francia de un ministro tailandés que confesara su predilección por los adolescentes franceses a los que vendría a sodomizar (o a ser sodomizado por ellos) de vez en cuando en las calles y antros pecaminosos de la Ciudad Luz. Moral de la historia: está bien practicar la pedofilia y fantasías equivalentes siempre que se trate de un escritor franco y talentoso y los chicos en cuestión sean exóticos y subdesarrollados.
A los que se preguntan si sigue siendo de izquierda, Mitterrand respondió: "Cuando mi tío no quería responder, no respondía. Yo soy igual.
Censurar la red y limitar las libertades ocupa parte de su tiempo, como tod@ minisitr@ de Cultura que se precie. Como la Gallo, Miterrand, representa a esa izquierda chic y elitista que ahora se entiende con la derecha, las multinacionales y la embajada de EE.UU. Libertad, Igualdad y Derechos de Autor. La casta del poder. El mito o timo de la Cultura. En Francia y en España.
Foto | la Ville d´Arles