Entiendo y valoro los argumentos pragmáticos que dicen que dado que va a aprobarse, lo mejor es que lo haga en una versión lo menos virulenta posible. Sin embargo, al estar viciada la Ley en su propia concepción (la de crear un procedimiento administrativo privilegiado para conseguir la retirada de aquello que los jueces hasta la fecha no retiran) resulta imposible trabajar sobre ese texto y sacar algo digno. - David Bravo
La derecha de Rajoy siempre se ha apoyado en el "modelo" del informe y desarrollo de la Subcomisión del Congreso sobre Propiedad Intelectual para expresar entre otras cosas que ese es el camino, la ley de propiedad intelectual, no la chapuza de la LES. El consenso como se estila en un país con un régimen parlamentario sólido y moderno. Haciendo las cosas bien, como en aquella subcomisión. Escuchando a todos y haciendo política, esa vez sí, con mayúsculas. No el consenso del miedo y de la imposición de los poderosos con problemas de adaptación a la democracia de todos.
Pero no, prisa (chapuza, versión española), esa es la palabra que define la histeria que se ha apoderado de todos y ha tumbado el sentido común, esto es: diálogo desde la lealtad para intentar un pacto de Estado. Volver a empezar sobre la base de los acuerdos de la citada Subcomisión, como reclamaba el mejor PP (ahora ya se han olvidado).
Se apostó, pues, por una estrategia de prisa y parche, extraña y sospechosa. Con el director de la Academia en el ojo del huracán. Ahora me citaré, ya que esto, también, ha ido y va, sobre todo de egos. Es viejo pero sirve:
Hay un pasaje del Quijote que ha intrigado a los más lúcidos del arroyuelo murmurante de gentes descontentas en el que algunos chapoteamos. Lo mismo ha intrigado al presidente Azaña que al político 2.0 (antes de google). Es aquel en el que Don Quijote, después de remendar su yelmo, parte hacia nuevas batallas sin probar si funcionaba. Es el congénito rechazo patrio a la experimentación y la prueba. El mal endémico de la chapuza nacional y sus múltiples derivaciones.
Pepe Gotera y Otilio chapuzas a domicilio (Serrano, 75), chapuzas del "dos" de la SGAE (vaya finde), de los chicos de Sinde y Sebastián, de Serrano y Rubalcaba, los del Cine (Cerezo, Campoy y Pérez), el abogado que es el mismo que pide cárcel a los chavales por enlazar, Lara que es amigo de Rajoy, los de Pedro J. que también son los del Marca y están esperando a Murdoch, los del Libro que son íntimos de los dos de PRISA que ahora se sientan en el Consejo de Berlusconi y todo este circo mundial del lobbyng más castizo de Europa y alejado de la modernidad. Todos, que casualidad, enemigos de Google y amigos de la ley Sinde. ¿Por qué será?.
El PP se debería haber plantado, podía. Es precisamente en Génova donde contaban, hace mucho, antes de WikiLeaks, que les llamaban los de la embajada casi todos los días. También los productores de Espe (Pedro Pérez) y sobre todo Lara al que ya sólo le falta decir aquello del "único pirata bueno es el pirata sin patas" o pedir la ilegalización de Google. Digo esto porque cuentan que sus llamadas a algunos despachos son de antología.
Todas estas presiones las había sufrido ya el PP. Alguno que las ha sufrido en persona propia elogiaba la resistencia de Mariano que verdaderamente se alzaba (en sueños) como un digno representante de ese centro-derecha que en algunos momentos de la historia de Europa ha compaginado prudencia, sensatez e independencia de los grupos de presión; modernidad y moderación, un punto de equilibrio, en definitiva, entre su conservadurismo - "no le pidas un programa libertario a Mariano" - y las nuevas corrientes de pensamiento. Es posible que algunos no lo recuerden (ni habrían nacido) pero el magnífico Eduard Punset era un hombre de UCD. ¿Por qué ya no hay gente así en el centro-derecha español?.
El 21 de diciembre en el Congreso de los Diputados el PP parecía hacerse fuerte del lado de los que no se dejan presionar. Esa tarde-noche, por cierto, diputados de la FAES presionaron para apoyar a Serrano (la ley Sinde, perdón). Ni Rajoy, ni Soraya, ni Pons, ni Lassalle cedieron. ¿Lo harán hoy?.
Desde el 21 de diciembre el PP, visto que convergentes y nacionalistas vascos no apoyarían "solos" al PSOE, ha tenido en sus manos cerrar el capítulo Sinde. Es verdad que alguien les fue en el último minuto con el cuento de "un documento muy asumible que han enviado los internautas". El PP rogaba por ese milagro y llegó. Era San Álex de la Iglesia el que ofrecía el bálsamo con el que el PP podía pasar el mal trago de apoyar a Zapatero "en lo de Internet".
Aunque no gustó en la red, se vendía como "positivo acercamiento de los internautas" entre las élites políticas y empresariales. El PP al principio se lo creyó, ¿ahora se siente engañado?. ¿Quién le anunció al PP, que estaba de sevillanas, un pacto con los internautas?.
Sobre el fondo de la cuestión (la ley) el acuerdo está próximo según leerel diario de PRISA: "Populares y socialistas están de acuerdo en que sea un órgano administrativo, como la comisión creada por la norma antidescargas, la que inicie el proceso (de cerrar webs)". Pero hay otro fondo que esconde la verdad oculta. ¿Por qué el PP ha tenido tanta prisa como Sinde, Pedro Pérez, Serrano, Zapatero, Rubalcaba...?, cuando podía haber propuesto comenzar de cero, como en un país libre y moderno.
Para el gobierno todo esto, claro, es irrelevante. Lo importante es que "entre los partidos políticos hay una manifiesta coincidencia en el objetivo, que es acabar de una vez con la piratería", aseguran fuentes del Ejecutivo a El País. Lo importante, para el gobierno, es que esto se convierta en noticia y no en deseo.
Nos dicen, por el contrario, que algunos en el PP están ahora mismo sugiriendo salir de este entuerto con dignidad: dar carpetazo a la Ley Sinde y comenzar de cero en el ámbito de un gran debate sobre la Ley de la Propiedad Intelectual. Eso es lo mínimo para recuperar la cordura. Lo que se merece una nación de ciudadanos, no la provincia del embajador.
Foto | Convención Populares 2011