Es algo que se extiende a cualquier producto de la vida: una cosa es más valorada cuanto menos gente la utiliza. Algunos dirán que es la ley de la oferta y la demanda, pero no vamos a entrar ahí. En cualquier caso, también pasa en Internet: una web nos gusta más si es casi para nosotros solos.
El caso se vuelve aún más curioso con las redes sociales. Aquellos privilegiados que consiguieron las primeras betas para Google+ o los que usaban Twitter hace 2 o 3 años sentían entonces algo diferente al entrar ahí de lo que experemientan ahora. Las redes sociales se han democratizado, ¿Es positivo o negativo?
De sentirnos solos…
En primer lugar, hay que dejar bien claro que este debate sobre la idoneidad de que el uso de las redes sociales esté tan extendido a día de hoy se refiere a los propios usuarios. Para las compañías, evidentemente, cuánta más genté esté metida mejor. Pregúntenle si no cómo le va a un tal Mark Zuckerberg.
No nos adentremos en el terreno de la psicología, pero nadie duda de que uno se siente mejor cuando usa algo que pocas personas más conocen. Es nuestro “rincón secreto”, el lugar al que he podido acceder gracias a mis vastos conocimientos, en este caso informáticos. Un lugar donde nunca entrará la chusma, esos tipos que apenas saben utilizar el ordenador.
Cuando utlizamos la versión beta de un producto o incluso la demo de un juego sentimos esa idéntica sensación. Se nos pasa por la cabeza lo mismo que aquellos que por reservar un libro les llega un par de días antes de su fecha de lanzamiento oficial, o los que ven una peli en su preestreno.
...a la masificación
Pero eso dura poco. En el caso de las redes sociales, las 2 más importantes a nivel mundial, el rey indiscutible Facebook y el ferviente Twitter son ya fenómenos de masas. Y en el caso de España, es casi una utopía encontrar un joven o adolescente que no tenga una cuenta de Tuenti.
Hay que tener en cuenta que nosotros somos parte responsable de esa democratización. ¿O acaso no mandamos invitaciones a amigos y familiares, primero a los más interesados y luego a los remolones que todavía no se han unido a “nuestro club”?
Y no debemos sentirnos culpables por ello, sino todo lo contrario. Cualquier persona del mundo, en cuanto disfruta con algo, quiere ir corriendo a compartirlo con las personas que más quiere para que ellos también lo pasen bien. Es parte de la naturaleza humana.
Así que la primera conclusión que debemos sacar es que la democratización de las redes sociales es algo inevitable. ¿Pero es positivo o negativo? Depende de muchos factores, desde la propia actitud de las personas hacia la socialización excesiva o la propia red social.
En Twitter, por ejemplo, no nos debe importar que haya una invasión de gente que no sea de nuestro agrado. Al ser una comunicación asíncrona, no tenemos por qué seguir a quién nos sigue a nosotros.
Y si alguien se pone pesado, basta con ignorarle, o si es excesivo, bloquearle.
Yo creo que sería egoísta desear que las redes sociales sean solo para aquellos que tenemos unos conocimientos de la web superiores a nuestros compañeros de trabajo o clase. Y cuanto más gente esté, más trabajarán los desarrolladores de la web en manterla y cuidarla, beneficiándonos nosotros de ello.
¿Que ya no nos sentiremos tan especiales? Bueno, tampoco es un drama. Y mientras nuestros amigos y conocidos se integran en una plataforma que nosotros ya dominamos, nos dará tiempo a conocer otras webs o productos incluso mejores. La clave es estar siempre en movimiento.
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