El Reino Unido quiere evitar que los niños y niñas del país puedan acceder fácilmente a contenidos pornográficos. ¿Cómo? Habilitando filtros parentales en las conexiones a Internet de todos los usuarios con la colaboración de los proveedores de acceso (ISPs), que incluirán y activarán este filtro de forma automática con cada nueva conexión. Una cláusula de _opt-out_ y no de _opt-in_.
David Cameron y Claire Perry esperan que a finales del año 2013 todas las conexiones a Internet en el Reino Unido tengan activado este filtro. Para ello no es necesaria ningún tipo de ley ni reglamento ya que se trata de una actuación _voluntaria_ por parte de los ISPs, por lo que los consumidores están, en principio, desprotegidos.
Las instituciones británicas justifican esta decisión alegando la necesidad de proteger a los más pequeños del mundo de la pornografía. Y qué mejor forma para hacerlo que consiguiendo que el acceso a Internet de los ciudadanos del país esté filtrado desde el principio, sin que el usuario tenga ningún poder de decisión sobre ello.
Los gobiernos son muy inteligentes a la hora de desarrollar este tipo de políticas. Escudarse en la pornografía (infantil) hace que la oposición de la opinión pública a este tipo de medidas no esté muy buen vista por el resto de la sociedad, evitando así que se produzca un debate sano y parcial sobre este tipo de medidas.
Primero el porno, ¿y después?
La primera consecuencia de esta clase de actuaciones está en el propio producto al que afectan. La conexión a Internet que muchos británicos contraten en los próximos meses no será una conexión _pura_, sino que se tratará de una especie de versión modificada de Internet. Las _dumb pipes_ (tuberías tontas) dejarán de serlo para filtrar activamente los contenidos que pasan por ella. La neutralidad de la red deja de tener sentido.
El otro principal problema que surge con la activación de un filtro _antiporno_ está en cómo los ISPs pueden asegurar su perfecto funcionamiento en todo momento y cómo podemos estar seguros de que en el futuro los gobiernos no querrán filtrar otro tipo de contenidos. Si finalmente el gobierno se sale con la suya deberá ser capaz de garantizar, a través de los ISPs, que no se bloquean automáticamente contenidos pornográficos que no lo son y que los más jóvenes de cada casa son incapaces de desactivar esos filtros. Tareas ambas muy complicadas y que podrían dar lugar a denuncias y protestas de no cumplirse.
Nos encontramos por lo tanto en una triste situación para los internautas y la sociedad del conocimiento en su conjunto. No se trata de defender la pornografía infantil, ni mucho menos. Se trata de defender el libre acceso a Internet y a la información, sin filtros que vengan activados _de fábrica_ y otorgado al cliente la libertad que se merce para escoger y decidir. Por desgracia, parece que cada vez la libertad se vende más barata.
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