Este australiano se ha hecho millonario gracias a un error informático de su banco: consiguió dinero ilimitado en su cuenta

Durante una franja horaria nocturna, los cajeros automáticos de un banco se desconectaban de internet. ¿El resultado? Uno de sus clientes pudo sacar más 1,6 millones de dólares en cuatro meses

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La realidad siempre supera a la ficción y de hecho esta historia recuerda bastante a esos trucos de videojuegos que te permiten disfrutar de dinero ilimitado. Pues bien, para Dan Saunders esto fue un día un sueño hecho realidad que acabó convirtiéndose en una pesadilla. Ponte en situación porque no es la primera vez que ocurre: vas un día al cajero y descubres algo que te permite sacar todo el dinero que quieras, ¿qué podría salir mal?

Antes de nada, las presentaciones: Dan Saunders es un humilde camarero australiano que por 2011 contaba con 29 años. En plena cena con su mujer y unos amigos, tal y como narra Vice, decidió escaparse un momento al cajero para sacar el dinero que necesitaba para abonar la cena. Al intentar ejecutar una operación tan trivial como consultar el dinero disponible, se encontró con el mensaje de 'saldo no disponible en este momento'.

Para ir sobreseguro respecto al dinero a sacar, se transfirió 200 dólares de su cuenta de crédito a su cuenta corriente. Un nuevo error aparecía en pantalla 'Transacción cancelada'. Entonces se la jugó: volvió a introducir la tarjeta e intentó sacar dinero, concretamente esos 200 dólares que necesitaba para la cena. La operación culminó exitosamente y Saunders retornó al local a pagar su deuda.

Un cajero, una desconexión a internet y la posibilidad de crear dinero infinito

El comportamiento del cajero dejó escamado al camarero, que tras la cena y unas cuantas copas, regresó y volvió para repetir el procedimiento anterior: intentó hacerse otra transferencia de 200 dólares desde su cuenta de crédito a su cuenta corriente para evitar el negativo. Después hizo lo mismo con 500 y 600 dólares, así hasta sumar un importe de 2.000 dólares. Tenía claro que su cuenta no tenía tanto dinero como el que había podido sacar del cajero. 'Era como un truco de magia', explicaba.

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Al día siguiente Dan Saunders llamó al banco para comprobar su saldo y saltó la sorpresa: tenía la misma cantidad de dinero que el día previo, tanto en su cuenta de crédito como en la cuenta corriente. Eso sí, su cartera estaba también llena de ese dinero que extrajo la noche anterior. Pensó que los movimientos todavía no se habían actualizado, así que esperó 24 horas para comprobarlo: en ese momento su cuenta corriente estaba en negativo registrando las extracciones de la noche de marras, pero en la cuenta de crédito no había indicios de cambios.

Así que se lanzó a investigar y descubrió que en las madrugadas el sistema del cajero automático se desconectaba tanto del banco como de internet, lo que le permitía hacer transferencias entre cuentas y extraer el dinero para que no quedara rastro de la transacción. La franja horaria clave era entre la 1 y las 3 de la mañana.

Solo había un problema: tenía que ir aumentando las cantidades que transfería desde su cuenta de crédito para no estar en negativo en su cuenta corriente. En pocas palabras, en esa horquilla horaria podía generar dinero de la nada de una cuenta a otra. Cuatro meses después, Saunders tenía tan depurada la técnica y el funcionamiento que ya había extraído más de 1,6 millones de dólares australianos, casi un millón de euros. La entidad bancaria no se había dado cuenta de nada.

Ese problemilla de tener que ir sacando cada vez más dinero se tornó en un problemón para seguir enriqueciéndose, en tanto en cuanto los cajeros automáticos no disponían de tal cantidad de efectivo. Pero perfeccionó su modus operandi: hacía las transferencias por la noche y a la mañana siguiente se pasaba por el banco a retirar el dinero. Como explica el propio Saunders:

Era muy adictivo saber que con solo pulsar una tecla podías hacer que tu saldo aumentara millones; me sentía como un cavernícola que acababa de descubrir el fuego.

La conciencia pudo más que el dinero infinito

¿Qué hizo con todo ese dinero? Vivir una vida de millonario: desde fiestas ostentosas a alquilar jets privados pasando por el altruismo de financiar las carreras universitarias de sus amigos. Eso sí, algunos eran reacios al conocer el origen de su riqueza. A quien no desveló nunca de dónde provenía el dinero era a su familia, por evitar disgustos y enfados. En su lugar, explicó que trabajaba invirtiendo o en el sector inmobiliario.

Pese a la ingente cantidad de dinero extraída durante ese tiempo, la entidad bancaria jamás investigó su desfalco, lo que puso freno a todo fue la conciencia de Saunders. Argumenta que aunque para él 'Eran números en una pantalla. Durante más de cuatro meses, nadie lo echó de menos. En mi razonamiento, no le estaba robando a nadie', durante la noche soñaba que los SWAT montarían un operativo para detenerle. La paranoia fue tal que hasta ideó un plan de fuga que pasaba por huir a Mallorca con los turistas y guardar su dinero en casinos 'porque no hacen preguntas'.

Así que un buen día confesó a su banco el fallo informático y cómo se había estado aprovechando para obtener dinero ilegalmente. Confesar no le eximía de un delito millonario y así se lo hizo saber el banco: 'Ahora está en manos de la policía y nosotros no podemos hablar con usted. La policía le llamará, pero se ha metido en un lío muy gordo'.

Era cuestión de tiempo que la policía le atrapara... pero no sucedió de buenas a primeras. La incertidumbre le estaba pesando tanto que acudió a los medios a contar su caso, que fue un auténtico bombazo: se convirtió en un documental que se emitió en prime time. Entonces, sí, la policía entró en escena y le detuvo. Tras la investigación y el posterior juicio, la aventura le costó a Dan Saunders un año de prisión y 18 meses de servicios comunitarios. Aquí hay un detalle clave: el banco no había denunciado a Saunders en un intento de ocultar su fallo de seguridad. Por eso esa espera que se le hizo eterna.

Vía | Xataka

Portada | Foto de Nick Pampoukidis en Unsplash

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