Alumbrada en 2009 y usada en variedad de intercambios comerciales online (especialmente en la deep web), Bitcoin está adquiriendo popularidad a grandes pasos; una de las razones de peso por la que Estados Unidos ha decidido regularla.
Sin embargo, no lo ha hecho como moneda, sino como mercancía. Es decir, esta conocida criptomoneda es ahora y oficialmente “un bien con el que se comercia”, una “materia prima” al mismo nivel que el trigo, el oro, el café y el petróleo, por ejemplo.
Razones y consecuencias de la regulación
Así, la Commodity Futures Trading Commision (la Comisión para el Comercio de Futuros de Mercancías o CFTC por sus siglas en inglés), el órgano regulador estadounidense de este sector, ha decidido considerar este dinero virtual -que actualmente equivale a unos 205 euros- de esta manera.
Su decisión es fruto de un contencioso con la compañía Coinflip, que ofrece a sus usuarios la posibilidad de comprar futuros y opciones de la moneda y cuyo site fue cerrado por completo en enero de este mismo año.
Su regulación, que topa de frente con la que llevó a cabo en su día la Hacienda Estadounidense (IRS) -que la incluyó en la categoría de moneda- sienta un precedente y obliga a otras plataformas similares (a Coinflip) a registrarse en algunos de los mercados de materias primas del país.
Una acción que podría encarecer las transacciones con Bitcoins, pues el anonimato permitía que fuesen más baratas y, ciertamente, constituía uno de sus grandes atractivos.
Según el director de la CFTC, Aitan Goelman “a pesar de que existe un gran entusiasmo en torno a Bitcoin y otras monedas virtuales, la innovación no debe servir de excusa para que los que operan en este contexto no cumplan normas idénticas a las del resto de participantes de los mercados de derivados de las materias primas”.
Imagen | Flickr, Zach Copley
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Via | Bloomberg
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