Marissa Mayer fue una joven brillante a la que aceptaron todas las grandes universidades estadounidenses (se decidió por Stanford), que estuvo a punto de dedicarse a la medicina (hasta que la computación se cruzó en su camino) y que terminó especializándose en inteligencia artificial. Cuando terminó la carrera, catorce compañías y universidades le trasladaron una oferta de trabajo. Mayer se decidió por una prometedora startup que apenas llevaba un año en marcha.
Fue entonces cuando Mayer se convirtió en uno de los primeros empleados de Google: la número 20, para más señas, habiendo entrado pocos meses que la recién dimitada Susan Wojcicki. Comenzó como ingeniera de software (tecleando código, vaya), pero rápidamente inició un ascenso en la compañía que la convirtió en gerente de producto, y más tarde en directora de productos web de consumo. A ella le debemos, por ejemplo, la característica página de inicio minimalista del buscador.
6 años después de haber fichado por Google, en 2005, ya era vicepresidenta de productos de búsqueda y experiencia de usuario, puesto que le hizo tener un papel protagonista en la planificación o puesta en marcha de Google Imágenes, Google news, Google Maps, Google Books, Google Toolbar o GMail. Mantuvo ese puesto durante 5 años, tras lo cual se convirtió en la principal responsable de los Servicios Google Maps, Google Local y Google Location.
Y todo eso, mientras asumía labores docentes en Stanford. A esas alturas, Mayer había alcanzado el nivel de exposición mediática que la poderosa Sheryl Sandberg tenía en Facebook (antes de su reciente salida deshonrosa por la puerta de atrás). Ambas proyectaban la imagen de mujer joven a la par que fuerte y ambiciosa en un territorio (la industria tecnológica de Silicon Valley) normalmente percibida como dominada por los hombres.
Y Google se aprovechó de ello durante un tiempo, convirtiéndola en uno de sus principales rostros públicos, protagonista cada vez más frecuente de apariciones en los medios: se la rifaban para entrevistarla medios tan distintos como Forbes, Wired o Vogue. Google llegó tener un equipo entero de gente trabajando en la imagen pública de su directiva más famosa (de nuevo, un caso paralelo al de Sandberg en Facebook). Pero con ello, Google también logró que la competencia se fijara en ella.
Barco que se hunde busca capitán en la Marina enemiga. Razón aquí
Unos pocos años antes y después del cambio de siglo (fue fundada en 1994), la compañía Yahoo! había tenido el mismo papel central en la World Wide Web que hoy tiene Google: fue el primer buscador, el primer webmail y la primera aplicación de mensajería para muchos usuarios. Pero en 2012, esa época ya había pasado, la explosión de la burbuja puntocom redujo el valor de las acciones de la compañía desde el máximo de 118,75 $ (2000) hasta los 15 € (2012), y Google -que había estado a punto de ser comprada por Yahoo en 2002- había ocupado rápidamente su trono...
...su buscador ofrecía resultados más relevantes, su webmail ofrecía más espacio y era más cómodo de usar... y además ofrecía otras herramientas como Google Imágenes, Google Book o Google Maps que no tenían rival entre las ofrecidas por Yahoo!. Incluso su compra de la popular plataforma fotográfica Flickr no hizo sino lastrar el desarrollo de esta última.
De modo que los propietarios del líder destronado (que habían encandenado numerosos CEOs en pocos años) pusieron en marcha un plan para recuperar posiciones: hacerse con los servicios de alguno de los responsables de diseñar todas esas herramientas que habían conseguido 'robarles' los usuarios, con el objetivo de que repitiera el milagro en su nueva compañía.
La elegida, por supuesto, fue la más popular de los directivos de Google (fundadores al margen): Marissa Mayer. "Finalmente Yahoo tiene al frente alguien que sabe a la vez de negocios y tecnología", declaró Chris Sacca, inversor de riesgo, al New York Times tras anunciarse el fichaje.
No es de extrañar que Mayer aprovechara la oportunidad: era un estrella en ascenso en Google, sí, pero el CEO de la compañía era uno de los fundadores (y todavía quedaba otro más disponible), y la lista de 'vicepresidentes senior' era larga en aquella época: sabía que era complicado que ella llegara a ocupar ese puesto en su compañía de origen. De modo que, cuando recurrieron a ella como la mesías que resucitaría Yahoo!, no pudo sino aceptar.
Misión suicida
Spoiler: la cosa no salió bien. El analista Paul Saffo lo resumió así al USA Today cuatro años más tarde, tras la salida de Mayer de su puesto de CEO: "La compañía estaba en una situación caótica cuando ella llegó, su mayor error fue aceptar el trabajo, era una misión suicida. [...] Le dieron un trabajo imposible, ella aceptó, cambió cosas y los cambios no funcionaron".
Mayer tomó Yahoo! al asalto, revolucionando su dinámica interna (sometiéndose semanalmente a preguntas de los empleados, prohibiendo el trabajo remoto, ofreciendo comida gratis en la oficina...) y tirando de billetera para realizar toda una serie de compras millonarias de start-ups: llegó a comprar 53 por un total de 2.300 millones de dólares (si bien la mitad de ellos se invirtieron únicamente en la compra de Tumblr). Esas adquisiciones se revelaron poco rentables.
Los ingresos de Yahoo!, que esperaban experimentar una revolución, se estancaron. En 2015, Mayer ya sumaba 2.800 despidos. En su último año en la compañía (2016-2017), quedaron al descubierto casos de mala praxis de su equipo de seguridad que se tradujeron en descomunales fugas de datos internos y de los usuarios.
Su mayor logro fue negociar la adquisición de la compañía por Verizon, operación cerrada en 4.500 millones de dólares. Mayer intentó seguir en la compañía después de eso, pero cuando Verizon se hizo cargo, fue despedida... eso sí, llevando bajo el brazo una indemnización igualmente millonaria.
Mayer había dicho (en Tumblr, por supuesto) que "antes de Yahoo, Internet era un proyecto gubernamental. Yahoo humanizó y popularizó la web, las búsquedas, el correo y demás. Quiero quedarme, amo Yahoo y es importante para mi estar dentro de su próximo capítulo". Tras su despido, sin embargo, le faltó tiempo para volver a usar Gmail:
"Espero usar Gmail de nuevo. Siempre soy más rápida cuando utilizo una herramienta que diseñé yo misma".
A partir de ese momento, su omnipresencia mediática, cuidadosamente gestionada en sus etapas en Google y Yahoo!, se esfumó. Tardó un año en anunciar su nuevo proyecto, una 'start-up' llamada Lumi Labs (ahora rebautizada como Sunshine), que hasta 2020 no anunció el lanzamiento de su primer producto de software, un 'app' especializada en gestionar la agenda de contactos con ayuda de inteligencia artificial, que no ha tenido demasiado impacto desde entonces.
Más allá de eso, la 'ex-primera dama de Silicon Valley' ha permanecido en silencio.
Epílogo
Bueno, no, miento: hace sólo cuatro meses, intervino en un podcast para hablar sobre los cambios en la página de resultados de Google. Concretamente, para defender su estrategia de ceder más espacio a información propia y menos a enviar a los usuarios a webs de terceros. Según ella, esa decisión está justificada por la decreciente calidad de la WWW, que ha crecido exponencialmente a base de clickbait, estafas e información errónea. Fue una de las pocas ocasiones en que Mayer habló en público sobre Google tras su salida de la compañía. Ojalá saber qué piensa ahora sobre Bard y su competencia con Bing.
Imagen | Basada en original de Magnus Höij
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