Hace unos días hubo una noticia que se hizo viral: Alemania, una fuerte economía en el corazón de Europa, ha probado la jornada laboral de cuatro días con un gran éxito. Tanto que la gran mayoría de empresas que ha probado el experimento, va a mantenerse con este horario.
Alemania no ha sido el único lugar que ha demostrado que, trabajando un día menos a la semana se pueden lograr los mismos resultados y, en ocasiones, mejores, por la motivación de unos empleados que están más descansados y comprometidos con sus empresas.
Tenemos el ejemplo del Reino Unido; de Valencia, en España; de empresas españolas que han compartido con Genbeta sus propias experiencias; el de Islandia (donde, tras la reducción de jornada generalizada, el país sorprendió en 2023 con un gran crecimiento económico): el de Portugal con un plan bien estructurado... Al mismo tiempo, tenemos ejemplos de otros países como Bélgica, Japón o la propia España como conjunto, en donde la jornada laboral de cuatro días no acaba de cuajar.
Ya hemos hecho un artículo repasando la situación para lograr entender qué funciona para conseguir una jornada de cuatro días exitosa. Y ahora vamos a ver los factores que han hecho que la semana de cuatro días haya sido un fracaso en algunas pruebas:
Bajar el sueldo
Hace un tiempo nos hicimos del caso de una empresa en el que se recortó la jornada laboral a 32 horas para recortar gastos durante unos meses, pero eso llegó también con un recorte de salario. Se aceptó porque eran tiempos de crisis y Covid, pero por lo normal, esta medida no funciona. Cabe decir que esta empresa acabó aumentando de nuevo el sueldo unos meses más tarde.
Sin embargo, en momentos de normalidad, la gente no quiere bajadas de sueldo porque en muchqos casos, ni siquiera se lo pueden permitir. Tenemos un ejemplo cercano, en una empresa española: Telefónica, que fracasó. La explicación de este resultado es sencilla: el gigante de las telecomunicaciones propuso a sus empleados trabajar un día menos a la semana, pero con una reducción de sueldo.
Telefónica hizo a quien quisiera unirse a esta propuesta renunciar a cerca del 16% de su salario. Lo que les ofreció la compañía a su plantilla fue trabajar 32 horas semanales en vez de las 37,5 de la semana estándar. Y hubo un gran rechazo a la propuesta.
Mantener las horas y comprimirlas en menos días
Bélgica adoptó la jornada laboral de 4 días hace algo más de un año pero no redujo las horas. Y trabajar 10 horas al día o algo menos no ha triunfado. Muy poca gente decidió unirse al plan. Hace unos pocos días se presentó el repaso a la situación tras dos años desde esta decisión (en el primer aniversario hubo otro interesante análisis similar al último) y muestra que casi nadie quiere trabajar tantas horas.
Según una encuesta realizada por la empresa de servicios de recursos humanos Acerta, solo el 0,8% de los empleados belgas aceptaron la semana laboral de cuatro días a tiempo completo desde el Acuerdo Laboral de 2022 en el primer año de pruebas. Esto equivale a uno de cada 130 trabajadores a tiempo completo. Hace unos días publicaba Brussels Times que ahora, dos años después, que la cifra ha caído incluso más: al 0,75% del total de trabajadores que se han unido a este plan, según nuevas investigaciones de Acerta.
Cabe recordar que Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular en España, se ha pronunciado muy poco sobre la semana de cuatro días en nuestro país, pero cuando lo ha hecho, ha abogado por que las horas se mantengan. En España, de hecho, está siendo toda una carrera de obstáculos llegar a implementar una jornada laboral de 37,5 horas semanales, como tienen muchos países de Europa, por la rotunda negativa de la patronal.
Una cultura laboral basada en el presentismo
Sin un cambio de mentalidad, es difícil convencer a trabajadores y jefes de la necesidad de trabajar menos horas, por muchos planes que se lancen desde las instituciones. La cultura laboral de un empresa marca mucho las decisiones que van a tomar los empleados que no quieren, finalmente, ser mal vistos por sus compañeros o superiores o sentirse raros dentro de las dinámicas que existen en el día a día.
El gobierno japonés hizo pública su política económica anual en 2021, en la que recomendaba a las empresas dejar trabajar al personal 4 días a la semana, en lugar de los 5 habituales. Entre otras cosas, el Ministerio de trabajo tiene una web llamada "hatarakikata kaikaku" o innovación en cómo trabajamos. Como pasa en otros países de Asia, Japón está notando una gran caída de la natalidad, que se traduce a menos mano de obra y el gobierno quiere que haya mejoras laborales para atraer la mano de obra.
Sin embargo, la cultura laboral dificulta que los trabajadores acepten los cambios. Aunque lo común es que los jefes y empresas sean las reacias a recortar en horas de trabajo, convencidas en muchos casos que a más horas en la oficina o en el puesto de trabajo, más cosas hechas (aunque muchas son las pruebas que muestran que la productividad se reduce cuando estamos agotados), en este caso afirman los expertos en la cultura japonesa que son los trabajadores los difíciles de roer.
Falta de acción de los organismos oficiales
En España hay cientos de trabajadores a la espera de que sus empresas implementen esta jornada laboral de cuatro días. En diciembre de 2022 conocíamos que en España, el Ministerio de Industria y Comercio daría ayudas económicas para poder hacer realidad un proyecto piloto donde empresas puedan probar la jornada laboral de 4 días de la que se habla cada vez más.
Este verano se sabía que el proyecto estaba a la espera de concretarse. A comienzos de 2023 ya publicábamos que estábamos a la espera de que se publicase la convocatoria oficial para informar sobre cómo lograr estas ayudas: la fecha inicial era en enero pero esa parte ya también se retrasó. El plan es ofrecer 150.000 euros a las pymes para reducir la jornada laboral a 4 días: durante mínimo 2 años y sólo 70 empresas se podían unir al proyecto.
En febrero de 2024 se conocía que se presentaron 41 empresas, lo que implica una asignación máxima del 29% del presupuesto y en total 500 trabajadores participarían del plan que no está todavía en marcha. En una idea tan novedosa que puede ser un éxito pero también puede influir en la economía de una empresa, es difícil salir adelante sino hay un apoyo oficial durante el comienzo de las pruebas.
Imagen | Foto de Jazmin Quaynor en Unsplash
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