Desde los inicios de las conexiones inalámbricas se ha hablado mucho de que el vecino no te robe el WiFi y de formas para asegurarte de que no ocurre. De lo que siempre se ha hablado mucho menos es de compartir el WiFi con el vecino para ahorrar en los costes de la conexión a Internet.
Aunque es algo que se ha hecho también incluso a nivel de comunidades de vecinos, lo cierto es que atravesamos el mejor momento a nivel técnico para hacer algo así, tanto por la posible potencia de los routers como por soluciones como las redes WiFi en malla o Mesh.
Recientemente fui a casa de una vecina a ayudarle con un problema en el router para el que me fui moviendo por toda su casa, y me di cuenta de que mi red le llegaba casi a tope de potencia y con una velocidad fantástica. Y empecé a pensar en que compartir el WiFi para pagar una sola conexión tendría todo el sentido en un caso como el nuestro. Veamos ventajas y desventajas de hacer algo así.
Por qué es mejor momento que nunca antes
Como decíamos, compartir Internet con un vecino no es nuevo. No es una práctica habitual, pero hay personas que lo han hecho desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, un familiar compartía su conexión con un vecino de la plata inferior de su bloque, con el rudimentario método de tirar un cable Ethernet a través de la ventana.
Muchas personas también han compartido con repetidores WiFi algo rudimentarios. Los resultados así pueden ser buenos, pero no óptimos. En cualquier caso, estamos en mejor momento que nunca si te planteas hacer algo así.
¿Por qué? En primer lugar hay que hablar de conexiones. Desde el despliegue de la fibra en España, las conexiones no han dejado de mejorar, y hoy en día tener 1 Gbps en casa puede llegar a ser muy barato (e incluso 10 Gbps). Esto quiere decir que las conexiones pueden dividirse entre más personas sin dejar de ser más que válidas para prácticamente cualquier uso.
Y a ese punto hay que sumar otro: tenemos mejores routers que nunca y, sobre todo, la capacidad de gestionar mejor el alcance de una red inalámbrica gracias a redes Mesh que permiten que la conexión llegue a muchos más puntos con una señal muy buena y sin los problemas típicos de los repetidores baratos. Esto, sumado a las velocidades de fibra que se han mencionado, puede posibilitar perfectamente compartir una conexión entre una, dos e incluso hasta tres casas.
Evidentemente, siempre habrá que tener en cuenta los usos. No es lo mismo utilizar una conexión para mirar de vez en cuando el correo, ver algo de YouTube en 1080p y jugar a Candy Crush en el móvil que necesitar todo el ancho de banda de la conexión en subida y bajada y jugar online y necesitan un ping que no se vea afectado por nada.
Las ventajas de hacer algo así
Antes de hablar de los inconvenientes, hablemos de las ventajas.
La primera es, evidentemente, económica. Compartir Internet con los vecinos vía WiFi puede suponer un ahorro anual considerable, incluso eligiendo las tarifas más baratas. Si nos vamos a las tarifas baratas de solo fibra de noviembre de 2021, vemos que la conexión más barata de 600 Mbps es la de finetwork. Si tenemos cobertura, por 30 euros con Digi tendríamos 1 Gbps (o incluso 10 Gbps).
Al año, esos 30 euros por 12 meses suponen 360 euros. Divididos entre dos vecinos que compartan, tenemos un ahorro de 180 euros anuales, yéndonos a la tarifa más barata. En otros casos, con tarifas más caras de grandes operadores, podríamos ahorrar mucho más. Si se divide la conexión entre tres vecinos, pues el ahorro se iría a los 240 euros al año.
Otra ventaja en cuanto a ahorro es la energética/ecológica. El precio de la luz está más caro que nunca, y si se calcula el coste de tener un router siempre encendido, como hacen muchos hogares, también se podría dividir entre dos o más personas el dinero anual que el router se lleva como parte de la factura de la luz. Aquí hay un asterisco, y es que tanto si se quiere usar un router más potente que el de operadora como si se utilizan redes Mesh, habrá un consumo extra en algunas de las casas.
Compartiendo una misma red también se reducirán las interferencias y la congestión de las bandas elegidas por la actual enorme de cantidad de redes que confluyen en los edificios. Además, al estar en la misma red, si queremos compartir grandes archivos con otras personas también aceleraremos mucho el envío y la recepción. Además, por ejemplo, Movistar permite ver el fútbol en varios dispositivos siempre que estén en el mismo hogar, así que también se ahorraría mucho si compartimos con vecinos que quieran televisión.
Las desventajas de compartir Internet con un vecino vía WiFi
La primera desventaja de compartir Internet con un vecino, familiar que viva cerca o similar es clara: pierdes control sobre tu red. Es decir, quizá llegues a un acuerdo con quien compartas para poder acceder al router y a su configuración, pero deja de ser tuyo y dejas de poder poner la contraseña que quieras, así como poder modificarlo en cualquier momento sin afectar a otras personas.
Y esto es importante, porque quizá el router principal tiene problemas en una casa que no es la tuya y necesitas acceso físico a él para reiniciarlo. En ese sentido, también es posible que se vaya la luz en esa casa y tú te quedes sin conexión y sin poder hacer nada si en esa casa no hay nadie. Que esto ocurra no es lo más probable.
En segundo lugar, compartiendo Internet, dependemos del uso que otras personas hagan de la red. Lo normal es que si se llega a un acuerdo para utilizar una misma red entre varias casas, se conozcan los casos de usos típicos, pero no es descabellado que en un momento dado alguien sature la red, dejándola inusable para el resto de personas. En ese sentido, incluso utilizando buenos routers, el juego online competitivo podría verse perjudicado a nivel de latencia. En general, a mayor número de dispositivos conectados a una misma red, más problemas se experimentarán.
Otro problema es el de la privacidad. Hay formas de tener redes separadas partiendo de una misma red en común, desde las sencillas redes de invitado hasta otras fórmulas más complejas. Sin embargo, si se queda todo por defecto, podremos acceder a los archivos compartidos públicamente por otros equipos, hacer solicitudes para obtener archivos, y lo más básico: ver todos los dispositivos de que dispone la persona con la que compartimos y viceversa. Todo lo que no esté cifrado también quedará expuesto a que alguien con conocimientos pueda acceder a ello. En este sentido, por ejemplo, recuerdo que cuando WhatsApp aún no cifraba los mensajes, había aplicaciones de Android que permitían leer todos los mensajes que se enviaran en una misma red.
En este punto también es importante mencionar que dado lo que están creciendo los dispositivos conectados en el hogar, si no dividimos las redes, es posible que veamos un sinfín de dispositivos cuando queramos compartir contenidos con un televisor o con un altavoz conectado. Imagina una lista de cinco televisores y cuatro Chromecast cada vez que quieras enviar algo a una pantalla, o quince altavoces para reproducir algo en Spotify. Ayuda nombrar bien a los dispositivos, eso sí.
¿Es legal?
En marzo de este año, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) respondió a la pregunta de si es posible contratar internet con tus vecinos. El caso, eso sí, tenía que ver con algo más sofisticado que lo que hemos tratado aquí, pues no habría que compartir contraseñas ni router de acceso, pues las redes estarían bien separada y protegida, con switches de acceso, conmutadores de distribución y firewalls en un esquema como este:
El caso es más para comunidades de vecinos, pero está contemplado y por tanto es legal. En otra ocasión, la CMT anunció que el caso de compartir internet en una comunidad de vecinos era lícito siempre que no hubiera ánimo de lucro (revendiendo la conexión a otros) y siempre que la red estuviera cifrada con contraseña. No son los casos tratados aquí, pero nos sirven para hacernos a la idea de que incluso algo más grande, a nivel de toda una comunidad, está contemplado.
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