Después de leer los artículos publicados por mis compañeros en Genbeta y Xataka Windows, sobre la retirada de Steve Ballmer en los próximos meses, no sé por qué me ha venido el recuerdo de la imagen de la semana que publicamos en octubre del año pasado: Los chicos de Microsoft de 1978.
Mientras contemplaba la fotografía de aquellos jóvenes valores, que levantarían una de las compañías más importantes del mundo en el sector informático, ha sido inevitable pensar en el perfil generacional del sucesor de Ballmer.
Primero, y tras leer la quiniela propuesta por Guillermo Julián, he buscado imágenes más actuales de los protagonistas de la generación del 78. Viendo cómo ha marcado el paso del tiempo aquellos rostros juveniles, la primera idea que ha cruzado mi mente ha sido: ¡son unos ancianos! Pero no, no lo son... ¿O sí?
Paul Allen, cofundador de Microsoft con Gates, y que abandonó la compañía en 2000, tiene 60 años. Bill Gates nació en 1955 y cumplirá 58 años en octubre. Ballmer es unos meses mayor que Gates y va a abandonar su puesto dentro de 12 meses, con 58 años cumplidos.
Con estas edades un Papa se considera joven, el presidente de un banco casi también y un tenor está en la cima de su carrera. Si miramos el panorama de edad de otros responsables de grandes tecnológicas, Tim Cook tiene 52 años, Larry Page y Serguéi Brin 40, Marissa Meyer 38 y Mark Zuckerberg 29.
Los capitanes de los grandes navíos son, por lo general, gente de pelo blanco. La experiencia en el mar es su mayor baluarte. Microsoft, siguiendo el símil marino, es un buque con varios centenares de metros de eslora, pero navega en un mar muy distinto, tan cambiante que la veteranía es un grado cuestionable.
A los viejos lobos de mar que han habitado en Redmond les ha llegado la hora del retiro. Algunos, sin citar nombres para que no parezca una crítica a su persona, vieron "tarde" el potencial de Internet, los móviles y las tabletas. Los resultados de esa falta de perspectiva están ahí.
Creo que el sucesor de Ballmer debería ser una persona en torno a los 40 años. Esa edad le permite haber bebido en las fuentes del río en que se ha convertido el mundo tecnológico, conserva todavía la frescura necesaria para saber leer la bola de cristal del futuro a medio plazo del sector, y tiene la experiencia suficiente para manejarse dentro de una corte tan intrincada como la del reino de Microsoft.
La compañía tiene grandes valores en ese tramo de edad y de ahí debería provenir el candidato. Si es "forastero" y de esa quinta, va a encontrar probablemente mucha resistencia interna de gente mayor o igual que él, que tal vez piense que le han quitado injustamente la silla.
Microsoft, a mi entender, debería hacer una apuesta valiente y decantarse por un candidato relativamente joven, que entienda y sepa afrontar los retos de la primera mitad del Siglo XXI. Los viejos dinosaurios ya no están para esos trotes.
Imagen | Robert Scoble
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