Recuerdo cuando hace años alguna gente vendía visitas a tu web. Tú les pagabas una cantidad y ellos se encargaban de que te llegaran ese mismo número de visitas, sin precisar cómo ni de dónde venían. Nunca entendí las razones que tenía la gente para gastar dinero en este tipo de cosas. Llegaban nuevos visitantes, sí, pero si no estaban interesados en la temática de tu web (y, por tanto, no estaban interesados seguramente en la publicidad que mostrabas), ¿por qué pagar?
Los tiempos evolucionan y desde hace unos días en varios lugares se habla de las nuevas compañías que venden “+1”. En el mundo del Social Media esto tampoco es nuevo, ya que desde hace años existe la posibilidad de comprar links, “me gusta” y hasta amigos en Facebook o seguidores en Twitter. El objetivo es “hacer bulto” y demostrar al mundo que la gente se interesa por tu contenido. Pero, ¿merece la pena utilizar estas formas poco éticas?
+1 detectables y peligrosos
En mi opinión, está claro que el riesgo no merece la pena. Desde los sitios que venden +1 afirman que su proceso es totalmente seguro y no identificable. Muchas, incluso, prometen que viene de gente real (es decir, no generados por el mismo usuario), con diferentes IPs… Todo aparenta ser muy seguro, ¿verdad?
Pues no. Google tiene herramientas de sobra para medir qué hacen los usuarios en cada visita a una web: cuánto tiempo pasan online, que clicks hacen e incluso cómo llegan a ese sitio web. Yo creo es cuestión de tiempo que veamos algún proceso automatizado por parte de Google que detecte cuándo los clicks en los botones +1 son artificiales y cuándo no. De hecho, en los TOS del servicio explican que pueden recopilar estadísticas detalladas (como desde qué lugares del mundo se está haciendo +1 en una determinada página) y en Google Analytics ya lo implementan.
Quedaría muy raro que, por ejemplo, estemos en una página en español y nos empiecen a llegar +1 de, por poner un ejemplo, Rusia, en un corto periodo de tiempo. O que estemos en una página de coches y los +1 que nos lleguen sean de gente que recientemente no haya buscado nada en Google referente a ese tema. O que nuestra página, inicialmente con 0 “+1” durante las últimas semanas, de pronto aparezca de la noche a la mañana con 250 que vienen de gente que ha introducido directamente el enlace en el navegador. Hay patrones de comportamiento extraños que simplemente no encajan.
A lo que voy: es perfectamente detectable la creación de estos clicks +1 artificiales y más si estamos hablando de alguien como Google, que con un buen algoritmo podría seguramente desenredar todas las redes de venta de +1 en unos minutos. Y, claro está, después están las consecuencias que podría tener el contratar este tipo de servicios: una web podría irse al sandbox de Google, podría desaparecer permanentemente del buscador, etc etc.
No merece la pena
¿Y todo esto para qué? Pues para que aparezca un numerito elevado en el icono de los +1 y para que nuestro sitio aparezca, en teoría, más arriba en algunas búsquedas personalizadas. Pero ojo, que aquí hay truco: si le compramos un +1 a un usuario, entonces cada vez que busquemos sobre algo relacionado en teoría nos saldrá esa página que él ha recomendado. Pero sólo a nosotros, es decir, si compramos un +1 y ese usuario es cercano a nosotros, veremos las recomendaciones del usuario, pero nada más.
En +1 sólo influye, de momento, en las búsquedas que hace un determinado usuario si alguno de sus contactos ha recomendado páginas relacionadas. Para la gente que no está entre tus contactos frecuentes o, directamente, no tiene cuenta en Google, ese +1 que ha hecho el vendedor no sirve para nada. Incrementa el numerito, nada más, ¿pero merece la pena el riesgo? Está claro que en mi opinión, no. Y si en el futuro el +1 comienza a influir más en el resultado de las búsquedas para todo el mundo, estoy segura que Google introducirá numerosos controles más.
Google ya protege sus +1 de los robots
Lo que está claro es que Google está tomando y tomará aún más medidas para prevenir este tipo de votos artificiales. Por poner un ejemplo, para prevenir que los clicks en los botones +1 procedan de robot (y así se eviten clicks masivos), Google registra el movimiento del ratón. Para los más curiosos, el proceso comienza generando un número aleatorio o ID en función de cómo se ha movido el ratón. Este número se guarda y Google decide si parece legítimo o si por el contrario parece que se ha generado automáticamente con un script. No tenemos más detalles del funcionamiento, pero es lógico que Google no quiera desvelar demasiado cómo se trabaja en estos casos.
Lo que quiero decir con esto es que en Google no son nuevos en Internet y están acostumbrados a tratar con el contenido spam y artificial. Y, para ello, tienen medios tecnológicos a su alcance que, fácilmente, podrían detectar +1 poco legítimos. ¿Alguien quiere arriesgarse a ver qué ocurre cuando empiecen a destaparlos? Yo, desde luego que no. Nadie quiere tener a Google como enemigo.
En Genbeta Social Media | El +1 de Google supera ya al botón de Twitter, pero aún está lejos del “Me gusta” de Facebook