A Uber le siguen creciendo los problemas. Después de que siete sindicatos les acusen de feudalismo digital, ahora fuentes cercanas a Wired revelan que el servicio ha perdido casi 3.000 millones de dólares en 2016.
A esta cifra no se suman las pérdidas que su modelo de negocio ha tenido en China (que ha cerrado), con lo que la cifra probablemente sea aún mayor. Tampoco ayuda que, en países como España, los profesionales del transporte se hayan mostrado categóricamente en contra desde los primeros intentos de implantación del servicio.
Aunque su valor de mercado ha subido a los 69.000 millones de dólares según se recoge, a Uber no le gusta hablar de dinero. La empresa habría conseguido 3.760 millones de dólares en ingresos en los primeros nueve meses de 2016, si bien se espera que en pocas semanas se sobrepasen los 5.500 millones. Sin embargo, hay algo que no funciona.
Los ingresos crecen y la empresa crece en nuevos mercados, pero su rentabilidad parece estancada. Las cifras de las pérdidas se desglosan de la siguiente: 2.200 millones en los primeros nueve meses y 800 en el último trimestre.
Un desajuste entre lo que entra y lo que sale
Los ingresos netos, la cantidad que Uber gana después de pagar a sus conductores, subieron durante los tres primeros trimestres de este año. La cifra alcanzó un total de 1.700 millones de dólares, pero hay que tener en cuenta que, aparte de los 3.000 que perderá este año, cerró 2015 con pérdidas por valor de 2.000 millones de dólares.
El servicio de conductores vive momentos duros en Estados Unidos, lo que tampoco ayuda. Consiguieron beneficios poco abultados en el primer trimestre, perdiendo 100 millones en el segundo. La previsión de datos para el tercero augura que el golpe puede ser aún mayor.
Las contrataciones de servicio que se hicieron a través de la app móvil llegaron a recaudar 5.400 millones en el tercer trimestre, lo que supone un incremento con respecto a los dos anteriores. La desaceleración en su crecimiento económico puede deberse en parte a la desaparición de Uber en China, algo que sucedió después de llegar a un acuerdo con su rival Didi Chuxing.
¿Cómo es que Uber pierde tanto dinero a pesar de ingresar millonadas por su actividad? Según se recoge, mantener las operaciones de la empresa cuesta alrededor de 2.000 millones de dólares. Si a esto le sumamos que los usuarios pagan el 41% de lo que cuesta un viaje realmente y que hay que pagar a los conductores, lo que obtenemos es un enorme desajuste entre el dinero que entra y el que finalmente se queda en la empresa. Spotify tampoco ha conseguido ser rentable aún, y ahí siguen gracias a los inversores. Puede que el caso de Uber sea el mismo.
Estas noticias no sorprenden a nadie. Después de todo la empresa ya afrontó pérdidas millonarias durante los seis primeros meses de 2016, un problema que sólo podía ir a peor, tal y como hemos visto. Sin embargo, los problemas financieros de Uber no son la única amenaza a la que se enfrenta.
Coches autónomos que no funcionan y pleitos legales
Hace unos meses Uber anunciaba a bombo y platillo su primera flota de coches autónomos, que se desplegaría en la ciudad de Pittsburgh. Las pruebas después se desplazaron a San Francisco, y es aquí donde empezaron los problemas.
Para empezar, la empresa no consiguió los permisos para operar con sus coches autónomos en las calles de la ciudad. Por si fuera poco, los primeros tests con los coches sin conductor han dejado un pésimo resultado: un coche que se salta semáforos y no reconoce el carril bici. Por supuesto, la Fiscalía del Distrito de San Francisco ya ha solicitado a Uber que retire sus vehículos de las calles.
Para terminar de certificar que si Uber pone un circo le crecen los enanos, volvemos al principio del artículo para recordar que cinco sindicatos europeos y dos americanos han interpuesto una denuncia contra la empresa. Los organismos consideran que fomentan prácticas de "feudalismo digital" para con sus trabajadores.
Según denuncian estos sindicatos ante la Comisión Europea, las empresas consideran "socios" a sus trabajadores para no tener que pagar cotizaciones sociales, seguros, salud laboral y vacaciones. Estos sindicatos consideran que el asunto del crowdworking ofrece "condiciones decimonónicas" a quienes trabajan en él.
Veremos cómo termina la historia para Uber, pero por ahora el presente es bastante negro. El futuro es una incógnita, así que habrá que esperar a que llegue.
Vía | Wired
Imagen | Alper Çuğun
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