La Policía Nacional ha detenido en Madrid a dos mujeres ucranianas tras ser acusadas de realizar tratamientos estéticos ilegales que ponían en riesgo la salud de sus 'pacientes'. Las detenidas, una falsa médico de 39 años y su asistente de 55, se habían hecho pasar por profesionales sanitarias, ofreciendo tratamientos estéticos sin ninguna acreditación ni control sanitario.
La investigación reveló que cobraban precios abusivos de hasta 5.000 euros (por un aumento de labios) sin factura, así como que, en este momento, utilizaban dos locales en el centro de Madrid para llevar a cabo sus procedimientos.
Allí, los agentes incautaron jeringuillas, medicamentos, y más de 10.000 euros en efectivo, entre otros materiales: "Tenían hasta insulina".
Pero su estafa era itinerante. Según relata un portavoz de la Policía, las detenidas "se movían por varios locales de tratamientos estéticos y de fisioterapia, a los que alquilaban salas, al menos dos en Madrid y algunos en otras provincias".
Arriba las manos
En el momento de su detención (el 31 de enero, aunque la noticia haya transcendido ahora), los agentes las sorprendieron en una habitación alquilada por un día en una clínica de fisioterapia del distrito de Moncloa.
Estaban a punto de inyectar una sustancia en la nariz a una mujer cuando la Policía les pidió que aportaran su inexistente acreditación médica. En ese momento, en la 'sala de espera' había otras nueve mujeres.
Ambas detenidas pasaron a disposición judicial como supuestas autoras de delitos de intrusismo, lesiones y contra la salud pública, y ahora han quedado en libertad con cargos. Por fortuna, mantenían registros de clientas, por lo que la Policía se está poniendo en contacto con las mismas para alertarles del fraude.
Instagram, clave en la estafa de las falsas sanitarias
Algunas de las asistentes en el momento de su detención expresaron que se habían fiado de las sospechosas "porque tenían muchos seguidores" (miles) en Instagram, lo que las confería aparentemente una imagen de profesionalidad.
Lo alarmante de este caso no es solo la ilegalidad de las prácticas o las lesiones graves sufridas por al menos una de las clientas, sino cómo estas supuestas profesionales sanitarias lograron construir una fachada de credibilidad aprovechando el poder de las redes sociales.
Este incidente es un ejemplo más de la facilidad con la que se puede crear una presencia online persuasiva, combinada con la dificultad de verificar las credenciales de quienes ofrecen servicios especializados, representa un desafío significativo para la protección del consumidor.
Vía | El Mundo
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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