Airbnb, la Asociación Federal Nacional Hipotecaria de Estados Unidos y tres entidades financieras del país han presentado una iniciativa que permitirá incluir los ingresos percibidos del gigante de la vivienda compartida cuando se desee solicitar la refinanciación de una hipoteca. Dado que la asociación hipotecaria conocida popularmente como Fannie Mae está bajo tutela gubernamental, la iniciativa cuenta cuanto menos con un respaldo institucional indirecto.
"El hogar de un anfitrión es a menudo su activo más valioso. Además de ofrecer a los anfitriones una forma de recibir a los huéspedes y conocer a viajeros de todo el mundo, también les proporciona una forma de obtener ingresos", explican desde Airbnb.
A pesar de ello, dicen, las entidades financieras no tienen en cuenta este tipo de ganancias recurrentes como parte de las rentas totales y no las entienden como la fuente de solvencia económica que son para muchas familias y personas individuales. De ahí esta manera de aprovechar todavía más esos ingresos.
Estamos orgullosos de anunciar una iniciativa con Fannie Mae y tres entidades crediticias para ayudar a los anfitriones a refinanciar sus hipotecas. Por primera vez, los anfitriones en los EE. UU. podrán trabajar con los prestamistas participantes para reconocer los ingresos de Airbnb como parte de su solicitud de refinanciamiento hipotecario.
Maximizando los ingresos de Airbnb
En un momento en el que ciudades de todo el mundo continúan comprobando cómo afecta esta forma de alquiler a sus mercados de alquiler convencional, cuál es su encaje legal y quiénes se pueden estar aprovechando del fenómeno, esta alianza con los prestamistas Quicken Loans, Citizens Bank y Better Mortgage permite hacer valer un comprobante de ingresos facilitado por Airbnb a la hora de refinanciar una hipoteca.
La intención última es que los propietarios aprovechen esta posibilidad para disponer de crédito hipotecario asequible gracias a los tipos de interés más bajos y a la revalorización de las viviendas con el aumento de los precios.
Este movimiento, sin visos de extenderse más allá de Estados Unidos, casa con prácticas financieras habituales en el país. Durante la burbuja inmobiliaria de los años 2000 la refinanciación de una hipoteca fue una fórmula recurrente conocida popularmente como "usar la casa como cajero automático". Tras el colapso de 2008, las normas se endurecieron y aportar justificaciones de ingresos era mucho más complicado, dado que entonces las entidades las investigaban a fondo.
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