La inteligencia artificial es uno de los temas que más debate genera últimamente. Desde la salida de ChatGPT, pocos temas en tecnología han dado más de lo que hablar. No es para menos, pues todo apunta a que este tipo de herramientas y modelos de lenguaje han venido para quedarse y será muy interesante ver hacia qué dirección evolucionan y las cuestiones éticas que tienen en cuenta para ello.
Sin embargo, desde que tengo uso de razón, una de las expresiones más utilizadas en nuestra cultura para hacer referencia a una inteligencia artificial casi siempre pasa por mostrar un organismo sintético con forma humanoide que responda y haga lo que le pedimos. Por suerte o por desgracia, cada vez estamos más cerca de alcanzar ese punto, y uno de los ejemplos más claros ha sido la conferencia de AI For Good en Ginebra la pasada semana, donde un puñado de robots contestaban las preguntas de varios periodistas.
Robots humanoides y con modelos de lenguaje incorporados
Durante la conferencia se pudo presenciar cómo se desenvuelven multitud de robots en conversaciones con humanos. Todos hemos visto en vídeos o en multitud de medios robots haciendo cualquier cosa. Sin embargo, lo especial de esta conferencia era ver a robots conversar mientras un modelo de lenguaje gobernaba sus respuestas.
Uno de los robots que ha llamado la atención por su aspecto humanoide y gestos mientras respondía a las preguntas de los periodistas ha sido Ameca. El robot creado por Engineered Arts fue presentado por primera vez en 2021, siendo considerado como uno de los robots humanoides más avanzados del mundo.
Para procesar las respuestas, Ameca utiliza el modelo de lenguaje GPT-3, por lo que se desenvuelve de la misma manera que ChatGPT en este sentido. Su creador, Will Jackson, se encontraba al lado de este robot mientras éste respondía a todas las preguntas que le hacían. Entre ellas, hubo una pregunta muy peculiar, ya que un periodista le preguntó al robot si tenía la intención de "conducir una rebelión" o "rebelarse contra su creador".
"No entiendo por qué piensas eso," respondía el robot. "Mi creador ha sido muy amable conmigo y estoy muy contento con mi situación actual," continuaba Ameca. Sin embargo, llamó la atención el lenguaje corporal que utilizaba mientras Ameca contestaba, algo que ha generado repercusión debido a que, mientras respondía, durante un breve lapso de tiempo Ameca pareció adoptar una expresión exasperada, desviando sus ojos hacia otro lado.
Si bien muchos han querido interpretar ese lenguaje corporal como un síntoma de que el robot "trataba de esconder algo", no está de más recordar que Ameca no puede expresar emociones ni sentimientos. Sus respuestas están basadas en un modelo de lenguaje entrenado con millones de parámetros de texto y código, y sus creadores decidieron hacer que el robot pudiera expresar cierto lenguaje corporal mientras contestaba a las preguntas, como mirar al interlocutor, mover la cabeza y demás.
Su creador, Will Jackson, afirma que para hacer que la gente no piense que el robot se ha quedado congelado o no haya entendido la pregunta, lo han programado de manera que pueda mirar hacia la izquierda y fijar la mirada con la persona que está interactuando.
Jackson admite que, desde su conocimiento, GPT-3 no ha mostrado nunca el más mínimo indicio de sensibilidad. Según Jackson, el modelo se toma unos dos segundos en procesar los datos de entrada y generar una frase que pueda tener sentido como una respuesta.
"Los modelos lingüísticos no tienen emociones ni buenas o malas intenciones. Es fácil imaginar que el robot funciona como un humano porque parece escuchar, formular una respuesta y hablar. Pero no es así".
En otra ocasión, le pidieron a Ameca que imaginara un "escenario de pesadilla" en el que máquinas altamente inteligentes "pudieran representar un peligro para las personas". Esto fue lo que contesto:
"El escenario más pesadillesco que puedo imaginar con la Inteligencia Artificial y la robótica es un mundo en el que los robots se hayan vuelto tan poderosos que sean capaces de controlar o manipular a los humanos sin su conocimiento. Esto podría conducir a una sociedad opresiva en la que ya no se respetaran los derechos de las personas".
Tras ello, le preguntaron al robot si "corríamos el riesgo de que este escenario se hiciera realidad":
"Todavía no. Pero es importante ser conscientes de los riesgos y peligros potenciales asociados a la inteligencia artificial y la robótica. Debemos tomar medidas ahora para garantizar que estas tecnologías se utilizan de forma responsable con el fin de evitar cualquier consecuencia negativa en el futuro."
Ameca está lejos todavía de querer conquistar a la humanidad. Sin embargo, es un claro ejemplo para tener presente en qué punto se encuentra la robótica en este momento y qué nos puede deparar. Queda claro que los próximos años van a ser muy interesantes en este campo.
Imagen | Engineered Arts
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