El ascenso y caída de los dispositivos de lectura electrónicos, conocidos como Ereaders, puede que sea uno de los capítulos de extinción de dispositivos más fulgurantes de los últimos tiempos. El mercado de estos, está siendo ocupado por las Tablets, que permiten un mayor rango de usos y funciones y han progresado en una resolución y calidad de pantalla suficiente como para hacerlos, en el proceso de lectura electrónica, rival equiparable al de los dispositivos específicos de lectura exclusiva.
Jordan Selburn, autor del informe de IHS iSuppli, que apoya la gráfica afirma que:
Nunca he visto nada igual. En el mundo de la electrónica de consumo las cosas aparecen y desaparecen con bastante rapidez, pero nunca de forma tan meteórica como en el caso del mercado de los lectores electrónicos
En este terreno, Amazon, que por otro lado fuera el que rompiera el mercado de lectores electrónicos con sus Kindle, ha sabido ver el signo de los tiempos y ha posicionado una gama de nuevos dispositivos con un sistema operativo derivado de Android. La compañía es sabedora que el nicho más importante está en un mercado que abre la entrada en el ecosistema propio que ha elaborado. Así, al comprar uno de sus dispositivos, que reconocen vender a precios de coste prácticamente, lo que hacemos en entrar en un mercado enfocado a estos, en los que aplicaciones, libros, revisitas y películas, están a una pulsación de ser consumidos, previo pago.
Tres de las grandes de Internet, Google, Apple y Amazon, han sabido ubicarse en este nuevo escenario, y nos ofrecen el nuevo producto de moda, para el consumo de contenidos, la Tablet, como la puerta de acceso a sus propios ecosistemas. En esta guerra, grandes del consumo, editoriales y productoras, han quedado con el paso cambiado, fuera de mercado, tratando de vender su interpretación tardía del lector de libros electrónicos, como El Corte Ingles o Casa de Libro, en España.
Al final de este recorrido, será el canal de venta el que determine los cauces de producción, Apple y Amazon han dado ya el paso a la edición y venta por parte de los autores literarios. El paso para que series y el propio cine hagan lo mismo será cuestión de tiempo y no habrá lobbie o sociedades supuestamente protectoras de derechos de autoría, que puedan frenar un proceso de concentración del mercado cultural y de consumo. Un grupo cerrado de "grandes hermanos", les cerrará el camino.
Vía | MIT Technologyreview