Spotify ya ha recibido la primera demanda después de entrar en el mercado musical estadounidense y alcanzar los 70.000 usuarios de pago en una semana. A modo de bienvenida particular, la compañía PacketVideo ha interpuesto una denuncia contra los suecos por infracción de patentes. PacketVideo alega que Spotify usa sin permiso una patente basada en la “distribución de información musical en forma digital”. En definitiva, la patente se refiere al streaming de música.
La patente fue registrada el 1995 en Estados Unidos, cuando las tecnologías que permitían el streaming no estaban aún en desarrollo avanzado. Sin embargo, lo más curioso del asunto es que no fue ni siquiera PacketVideo quien registró la patente, sino que la compró años después.
Según la demanda de PacketVideo, la infracción en cuestión está causando “daños irreparables” a su empresa. Spotify, por su parte, asegura que el éxito de su servicio se debe a las “innovativas y propietarias tecnologías híbridas que incorporan el protocolo peer-to-peer”. Los representantes de Spotify añaden: “En PacketVideo se quejan de que distribuir música por Internet infringe una de sus patentes, pero les vamos a dar respuesta”.
No deja de ser una lástima que el mundo empresarial, sobre todo en Estados Unidos, se enfrasque tan a menudo en batallas judiciales debido a las patentes. Es lógico que una compañía basada en la innovación tecnológica defienda sus avances, pero cuando se trata de algo tan generalizado hoy en día como es el streaming las razones caen por su propio peso. Porque si PacketVideo denuncia a Spotify, por coherencia, tendría que vérselas con Google y varios otros peces gordos de Silicon Valley.