El ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, ha publicado hoy un artículo en el diario El País en el que habla sobre Internet como tecnología para la libertad y da algunas ideas para garantizar que esto sea así. Entre otras medidas, propone la creación de un organismo que se ocupe de vigilar el cumplimiento de los Derechos Humanos en la Red o de un código de buenas conductas que incentive a los país a no exportar tecnología de control a aquellos países que puedan hacer un mal uso de ellas.
Con ocasión del día mundial de la libertad de prensa, esta semana he convocado a periodistas, responsables de ONG, intelectuales, empresarios y expertos. El intercambio de opiniones ha confirmado mi convicción de que las vías que pretendemos seguir son acertadas. Me refiero a la creación de un instrumento que permitiría seguir el cumplimiento de los compromisos de los Estados e interpelarlos cuando falten a su palabra. Hablo de la ayuda a los disidentes cibernéticos, que deben gozar del mismo apoyo que las demás víctimas de la represión política (...).
(...) Asimismo creo que hay que reflexionar sobre la posibilidad de adoptar un código de buena conducta para la exportación de tecnologías destinadas a censurar y vigilar a los internautas.
Además, el fundador de Médicos Sin Fronteras y de Médicos de Mundo, aboga por suprimir las fronteras en la Red, por:
dar plasmación jurídica a la universalidad de internet, otorgarle un estatus que lo asimile a un espacio internacional, para que a los Estados represivos les resulte más difícil utilizar el argumento de la soberanía contra las libertades fundamentales.
Según Kouchner, "en 2015, 3.500 millones de personas - es decir, la mitad de la humanidad- tendrán acceso a Internet" lo que para el ministro francés constituye "la mayor revolución que haya conocido la libertad de comunicación y expresión". Sin embargo, avisa de que hay trabajo por hacer:
El reto es crucial. Creo que estamos en una batalla de ideas entre los partidarios de un Internet universal, abierto, basado en la libertad de expresión y asociación, en la tolerancia y el respeto a la vida privada, y quienes desearían convertirlo en una multiplicidad de espacios cerrados a cal y canto al servicio de un régimen, una propaganda, todos los fanatismos.
Más información: El artículo original en El País. Imagen | World Economic Forum.