El régimen argelino liderado por Abdelaziz Bouteflika ha cortado la conexión a Internet y, especialmente, a las redes sociales, igual que hizo su homólogo egipcio dos semanas atrás. Los ciudadanos de Argelia han seguido los pasos de los tunecinos y egipcios y se han lanzado a la calle para reclamar el fin de un gobierno con tintes antidemocráticos.
Los proveedores de Internet han seguido los pasos dictados por el gobierno y han dejado a todo el país sin conexión y, además, han suprimido cuentas de Facebook a lo largo de todo el territorio. Como ya pasó en Egipto, los manifestantes utilizaban la red para organizar su protesta contra Bouteflika.
El coordinador de Cambio Democrático, una de las organizaciones que han alimentado las manifestaciones, afirma que el gobierno no quiere que formen “multitudes a través de Internet”. Añade que “las fuerzas de seguridad hacen todo lo posible por aplastar el alzamiento en la red” y que “algunos periodistas, especialmente los que llevan cámaras, son detenidos por la policía”.
Por su parte, el líder de la Liga Argelina por los Derechos Humanos, Mostafa Boshashi, defiende que “los ciudadanos de Argelia quieren que se escuchen sus voces y que haya un cambio democrático”. También dice que el gobierno ha bloqueado las entradas a las principales ciudades del país y que pide a la población que no asista a las manifestaciones.
Durante el mes pasado, las fuerzas de seguridad argelinas asesinaron, por lo menos, a cinco personas en protestas similares y el Ministerio del Interior del país anunció que unas 1.000 habían sido arrestadas. El sábado, más de 500 personas fueron detenidas en la capital y varios centenares más en otras ciudades importantes. Según un manifestante, las prisiones están abarrotadas.
Argelia está gobernada desde 1999 por el Frente de Liberación Nacional, que revalidó la presidencia del país en las últimas elecciones, el 2007, con una participación de tan solo un 35,51%. Aunque la zona tiene una gran reserva de petróleo y gas, la población joven sufre un desempleo masivo, además del difícil acceso a la vivienda y una pobreza generalizada.
Vía | The Telegraph Foto | Radio Nederland Wereldomroep