Hace unos días se filtró el documento de ACTA (descargar en PDF). No es el definitivo, puesto que se tienen que realizar modificaciones y aprobarse en próximas reuniones por parte de los países que negocian este tratado, pero sí, al menos, da una idea muy aproximada de las verdaderas intenciones. Y como se venía anunciando, no son especialmente bondadosas con el futuro de Internet.
Los documentos filtrados desvelan que las negociaciones de ACTA van por el camino que se presumía, y que su secretismo está justificado por unas intenciones que ponen en peligro la neutralidad de la red y que podría cambiar el panorama actual en numerosos países.
Así, desde La Quadrature du Net, ahondan en tres razones principales por las que es necesario rechazar este acuerdo, y destaca el "blanqueo político". Concepto que viene a equiparar la definición de blanqueo de capital, pero al entorno político: el blanqueo de la política utiliza las organizaciones internacionales para situarse por encima de las instituciones y eludir el debate democrático, con lo que se saltan los procesos legislativos propios en una democracia.
Por ello, en La Quadrature afirman que ACTA supone un blanqueo político en cuanto que elude los debates democráticos a nivel nacional o europeo y adopta decisiones políticas que los Parlamentos no tendrán más remedio que verse abocados a su rechazo o a la adopción de su conjunto. Esto es algo que parecía evidente desde el principio de las negociaciones de ACTA y se ha confirmado recientemente, cuando el mismísimo Barack Obama ha anunciado su posición firme para adoptar ACTA como un acuerdo ejecutivo único, sin aprobación parlamentaria.
Por su parte, Michael Geist ha alertado sobre la creación de una superestructura con ACTA y cómo podría sustituir a la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual). Destaca que la filtración del texto de ACTA demuestra que éste es más que un simple acuerdo de comercio y prevé la creación de una superestructura que tendría muchas de las responsabilidades asumidas en la actualidad por la OMPI y que, incluso, podría sustituir a ésta como fuente principal de derecho internacional de propiedad intelectual.
Vía | La Quadrature du Net y Michael Geist