Una antigua ejecutiva de Googley de Apple, Kim Scott, ha hablado de un tema muy interesante sobre la gestión de equipos de trabajo y ella dice que es el mayor error que cometen la mayoría de los jefes cuando intentan ser honestos con los trabajadores. Ella habla del concepto de franqueza radical o radical candor en inglés.
La experta dice que esto se refiere a "ser un jefe increíble sin perder tu humanidad", pero con liderazgo. A la hora de dar opinión sobre el trabajo de los otros, hay que incluir tanto elogios como críticas. A diferencia de la transparencia radical o la honestidad radical, Scott dice que el principio de gestión de la franqueza radical implica “preocuparse personalmente y al mismo tiempo desafiar directamente”.
Los líderes tienen que demostrar que se preocupan personalmente por las inquietudes de los empleados a la hora de desempeñar su trabajo y, al mismo tiempo, son capaces de desafiarlos directamente.
Cómo llegar a un punto intermedio
En un evento celebrado en San Francisco, de nombre Disruptor 50 Connect, la reportera senior de tecnología Julia Boorstin recordó que en general, en el trabajo y en la vida hay cuestiones de temor existencial que puede llevar a evitar dar comentarios honestos para no dañar los sentimientos de otras personas.
Ese miedo a menudo impide que los líderes brinden "feedback" que se ajuste al término que defiende la "franqueza radical" y eso puede llevar a ciertas situaciones incómodas como elogios que no se sienten sinceros o directamente un jefe que termina por no dar su opinión a un empleado aunque este la haya solicitado.
Otro problema es que a un jefe no le guste algo y en vez de decirlo abiertamente, opte por fórmulas pasivo agresivas, tan incómodas siempre o por hablar mal de ese trabajo por la espalda, con terceras personas.
Scott ha dicho que el desafío para los directores ejecutivos y líderes es equilibrar el deseo de ser “compasivamente sincero sin ser ruinosamente empático”. Según sus palabras “en el centro de la franqueza radical está una buena relación entre gerente y empleado”, dijo evitando algo que él denomina como destructivo y que es "un desequilibrio de poder.
Un problema actual de los líderes
Últimamente son muchas las informaciones de las que nos hacemos eco de directivos diciendo cosas totalmente fuera de lugar a sus trabajadores: a veces con despidos inhumanos, otras veces exigiendo la vuelta a la oficina con cero empatía: con excusas como que el picoteo en la oficina está rico o poniendo de ejemplo a compañeros que han tenido que dar a sus perros en adopción para adaptarse a la nueva vida de oficina.
Según el antiguo ejecutivo de Apple y Google, "lo que está sucediendo ahora es que de repente nos dimos cuenta de un montón de cosas de las que deberíamos haber sido conscientes antes, pero no lo estábamos, y la gente se ha replegado a la falta de sinceridad manipuladora, donde no se preocupan ni desafían", dijo Scott.
“Están tan preocupados por su reputación como líderes que no dicen nada, y con cierta frecuencia recibo esta pregunta de directores ejecutivos que me dicen que no van a dar retroalimentación a ciertas personas de su equipo porque eso les puede dar problemas con recursos humanos'”.
“A pesar de todo lo que puedas leer en las redes sociales, a la mayoría de nosotros realmente nos preocupamos personalmente, pero estamos tan preocupados por no molestar a alguien o herir sus sentimientos u ofenderlo, que no les decimos algo, aunque que sería mejor que supieran".
Vía | CNBC
Imagen | https://unsplash.com/es/@kellysikkema
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