Seguro que a estas alturas de la película muchos ya conocéis qué es el consumo colaborativo o la _'sharing economy'_. Y si no conocéis en qué consiste es muy posible que hayáis utilizado los servicios de "BlaBlaCar":http://www.blablacar.es/, "AirBnb":https://www.airbnb.es/, "Kickstarter":http://www.kickstarter.com/, "Etece":http://etece.es/ y muchas otras empresas ofrecen en todo el mundo.
El consumo colaborativo gira en torno a la idea de que las infraestructuras de hoy en día, con Internet a la cabeza, permiten compartir la distribución y el acceso a productos, servicios, información y talento. Con esta entrada comenzamos un especial sobre esta disciplina e intentaremos explicar en qué consiste y qué impacto ha tenido en el mercado internacional actual.
Orígenes del consumo colaborativo
Situar en el tiempo el nacimiento del consumo colaborativo como lo entendemos hoy en día no es una tarea sencilla. Durante siglos los humanos hemos compartido el acceso a bienes y servicios en propiedad: medios de transporte, viviendas, etc. Todo ello a través del boca a boca y sin una estructura asentada que permitiese ofrecer dichos productos a la población en su conjunto.
Las redes sociales que crecieron en popularidad entre los años 2000 y 2010 podrían considerarse como la primera piedra en la construcción del consumo colaborativo y las plataformas actuales. Facebook, Twitter y muchas otras herramientas pusieron en contacto a gente separada por miles de kilómetros, facilitando la conversación y, más tarde, el compartir productos y servicios. "Couchsurfing":https://www.couchsurfing.org/ (2004) fue una de las primeras comunidades que se crearon a nivel global.
Teniendo en cuenta estos antecedentes resulta difícil definir un año, un momento, en el que el consumo colaborativo apareciese en escena por primera vez. Un artículo publicado en agosto de 2013 en "The Guardian":http://www.theguardian.com/technology/2013/aug/04/internet-technology-fon-taskrabbit-blablacar sitúa a la española "Fon":http://corp.fon.com/es en el origen de esta disciplina. La empresa fundada por el argentino Martin Varsavsky propuso a sus usuarios compartir una pequeña parte de sus redes WiFi privadas al resto de 'foneros', creando una especie de sistema de conectividad que con el paso de los años se ha expandido por todo el mundo.
Varsavsky quería que el acceso a Internet cuando estamos fuera de casa o en otro país no quedase limitado a costosas opciones como el roaming, estableciendo una red propia que gira en torno a la figura de las _foneras_ (los routers) y los _foneros_ (los usuarios). Pero por si algo se caracteriza la _'sharing economy'_ es por el hecho de que no tiene límites: Fon atacaba un sector como el de la conectividad, pero en los últimos años hemos asistido al nacimiento de muchas otras iniciativas en sectores tan dispares como el de las tareas del hogar o del transporte.
Un mercado de dos caras…
Las estructuras que pueden adoptar las plataformas colaborativas son diversas pero sin duda la más común es la conocida como _de dos caras_. Los _mercados de dos caras_ son aquellos que han sido creados por una entidad u organización pero que son utilizados para poner en contacto a las partes interesadas en el intercambio de productos y servicios.
Dentro de este tipo de estructuras podemos encontrar a empresas como Airbnb, BlaBlaCar o TaskRabbit (o su _clon_ español Etece). que ponen en contacto a aquellos que poseen los bienes o servicios con otras personas que buscan su disfrute a cambio de una cantidad de dinero. Con Airbnb podemos viajar por todo el mundo evitando hoteles y hostales; con BlaBlaCar podemos transportarnos por carretera sin acudir a coches de alquiler ni a medios de transporte convencionales como el tren o el autobús; con TaskRabbit cualquier persona puede encargarse de realizar aquellas tareas para las que no tenemos tiempo en el día a día, desde recoger la ropa de la lavandería hasta cortar el cesped del jardín.
Todos estos servicios se caracterizan por girar en torno a las personas. Existen alternativas a cada uno de ellos pero a través de su utilización se fomenta el intercambio cultural y las relaciones interpersonales. Esto, sin olvidar que todo tiene un trasfondo económico. Aunque una de las empresas pioneras en el "consumo colaborativo":http://www.consumocolaborativo.com/ ("Couchsurfing":https://www.couchsurfing.org) no tiene ningún coste asociado, muchas otras que han surgido desde entonces sí y están ayudando a crear un gran mercado o economía _paralela_.
… y de miles de millones de euros
El consumo colaborativo y las empresas asociadas han creado nuevos mercados --o transformado antiguos-- que cada año mueven millones de euros en todo el mundo:
Según un estudio publicado en "The Economist":http://www.economist.com/news/leaders/21573104-internet-everything-hire-rise-sharing-economy las plataformas de _alquiler_ (AirBnb, BlaBlaCar, etc) tienen un valor de mercado de más de 26 mil millones de dólares
Los ingresos de los consumidores en Reino Unido por actividades relacionadas con la _sharing economy_ entre mayo de 2012 y 2013 "superaron":http://www.thepeoplewhoshare.com/stateofsharingeconomymay13/ los 4.600 millones de libras
En 2012 más de 2 millones de personas "colaboraron":http://www.kickstarter.com/year/2012#overall_pledged en la financiación de proyectos en Kickstarter, superando los 319 millones de dólares.
Y las empresas que proporcionan estos servicios se están convirtiendo en el objetivo de inversores y fondos de Venture Capital en todo el mundo. Las recientes y millonarias rondas de compañías como Lyft (60 millones de dólares), Airbnb (200 millones) o Uber (258 millones) así lo demuestran.
Estamos asistiendo, por lo tanto, a la creación de numerosos mercados y sectores dentro del consumo colaborativo que favorecen a los usuarios al ser una forma de competencia para los sectores tradicionales. En esta primera entrada os hemos presentado el concepto, los principales actores y su impacto económico. En futuras entregas analizaremos más en detalle este fenómeno mundial.
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