Hay dos mundos que, por mucho que se haya intentado durante los últimos años y a pesar de su triunfo, no han logrado unirse del todo en un sólo software y tener éxito. Por un lado, los navegadores. Por otro, las redes sociales y la cultura del compartir que reina actualmente en la red. Todos queremos formas rápidas para poder hacer eso, y por mucho que los navegadores lo intenten no parece que nos acostumbremos a ello.
Un buen ejemplo de ello son los navegadores integrados con varias redes, como por ejemplo Flock o el más reciente RockMelt. Cada uno tendrá su comunidad de usuarios, pero no han causado una influencia importante en el resto del mercado donde los navegadores tradicionales gobiernan: Firefox, Chrome, Internet Explorer, Safari...
El primero en llamar la atención a nivel global fue Flock, que se promocionaba como un navegador con el motor de Mozilla Firefox y todas las funcionalidades de redes como Flickr (en pleno apogeo durante esa época) completamente integradas. Las opiniones fueron unánimes: era un navegador lento y pesado, cargado de elementos que agobiaban al usuario. Con el paso del tiempo Flock ha ido aplicando algunas mejoras, como el cambio de su motor a Webkit y la integración de redes sociales más modernas: Facebook, Twitter, Flickr, YouTube… aún así eso no ha hecho que la aplicación experimente una explosión de usuarios nuevos.
RockMelt sigue el mismo concepto, aunque se basa más en Chrome conservando su interfaz original. De todos modos, una barra lateral que lista a los amigos de nuestras redes sociales marca la diferencia. RockMelt procura que su interfaz sea lo más limpia posible, aunque necesariamente tienes que agregarle elementos si quieres funciones sociales añadidas. Elementos que a lo mejor nos distraen demasiado.
Dicho esto, es posible que un navegador sobrecargado con tantas funciones no sea la solución que nos guste. Pero en una red donde lo social ha acabado invadiendo todas las páginas web, ¿qué están haciendo los navegadores principales para poder quedarse con funciones sociales y no parecerse a aplicaciones como las que acabamos de comentar? Estamos empezando a ver algunas soluciones en forma de integración desde las mismas aplicaciones web, o en forma de atractivas extensiones que llevan la tarea de compartir a la mínima expresión.
Firefox, por ejemplo, planea convertir las webs de las redes sociales en aplicaciones con sus propios menús, simplificando la tarea de enviar un nuevo mensaje a Twitter/Facebook o compartir un elemento. Internet Explorer 9, que acaba de salir calentito del horno de Redmond, integra ya algo parecido fundiendo las opciones de algunas páginas web en el menú de inicio de Windows. El problema de este método es que estás obligando a los desarrolladores web que implementen este tipo de funciones de forma adicional, y encima hay que implementar una para cada navegador.
Otra función que de momento es la que más gente usa es la de las extensiones. Sí, hay miles de clientes de Twitter metidos dentro de extensiones para Firefox o Chrome, pero yo hablo de herramientas simplificadas al máximo y no clientes completos. Existen extensiones que permiten enviar un mensaje a Twitter directamente desde la barra de direcciones o que comparten cualquier página que queramos a varias redes sociales con simplemente pulsar el ratón, como Cortex.
La solución radica en la sencillez, en integrar estas redes sociales pero sin que la interfaz lo note y termine pareciendo eso de lo que nos estamos deshaciendo: una ventana llena de barras de herramientas que nos impide ver lo que realmente importa: el contenido. Prima la usabilidad y lo simple. Todos los navegadores lo están intentando, y parece que en versiones futuras empezaremos a ver soluciones realmente atractivas.
Ver 15 comentarios