Uno de los eventos que han tenido más relevancia este fin de semana ha sido la celebración del Expomanga en Madrid. Esta feria o convención es la segunda de este tipo en importancia en España, tras el Salón del Cómic de Barcelona; y una de las mayores de Europa. En absoluto se puede comparar con eventos en Estados Unidos y Japón como el Comic-Con de San Diego o la Jump Festa de Tokyo, pero el nivel es bastante bueno.
Los aficionados a estas series japonesas han crecido exponencialmente gracias a Internet, que ha hecho mucho más faćil su difusión. Con un par de clicks podemos leer un capítulo de una serie de forma gratuita incluso antes de que aparezcan en formato físico para el gran público. Y claro, esto ofrece a la industria y los creadores un problema similar al de la música o el cine. En este primer artículo sobre los visores de manga online vamos a comentarlo.
Todo comienza cuando seguidores japoneses comenzaron a subir a la web capítulos de sus series favoritas para compartirlas. En pocos años, el sistema creció de forma astronómica, creándose en todo el mundo grupos que los retocaban y editaban para poder ser traducidos primero al inglés y después al resto de idiomas. Evidentemente, esto entró en conflicto con aquellas editoriales que fuera de Japón ya tenían los derechos de esas series y vendían esos mangas en forma de tomo.
El problema es que estas empresas no pueden ir al día con el ritmo de la serie original por evidentes problemas de logística. El debate entre el creador de contenidos o aquel que puede explotarlos en otros países frente a los fans que quieren todo al instante y de forma gratuita se saldó con el fin del manga online en la que era la mayor web, Onemanga; y el fin de la publicación de capítulos del mayor foro occidental, Mangahelpers. Muchas otras webs, como diremos en el siguiente artículo, han tomado el testigo.
Hay muchísimas personas dedicadas a limpiar, traducir y publicar capítulos, muchos de ellos sin esperar ninguna remuneración más que el afán de difusión de la serie que aman y que en ocasiones ni siquiera ha sido editadas en su país. Pero también hay que entender la postura de aquellos que ofrecen este servicio pagando al creador original y vendiéndolo al gran público en un formato físico de gran calidad. ¿Qué pensáis sobre el tema?
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