Que el confinamiento a causa del coronavirus va a exprimir al máximo lo que hacemos por redes sociales en particular, y en Internet en general, es algo que más o menos podíamos imaginar. Sin embargo, hay casos en los que, a priori nuestra imaginación no alcanza a imaginar lo que puede salir de una situación. Y la relación entre confinamiento, Instagram y las actividades religiosas era uno de ellos, al menos en la cabeza de quien esto escribe.
En el Vaticano parece que, de momento, no se han adoptado grandes medidas para seguir en contacto con los fieles de forma electrónica. Sin embargo, la realidad de los pequeños grupos de catequesis y parroquias de barrio es muy distinta, como ahora veremos.
Los "Amén" de las misas, ahora en comentarios de Facebook e Instagram
Las misas del domingo por la mañana, día del Señor para los católicos, tampoco pudieron oficiarse en las parroquias como siempre. No parecía que fuera un gran problema, pues son muchas las personas mayores acostumbradas a seguir la misa dominical por televisión. Sin embargo, como siempre ocurre, la creatividad demostró que puede hacer esta situación más sobrellevable, algo que vimos en que muchos párrocos decidieron dar misa por Facebook o Instagram.
Las escenas son sorprendentes para quien, como yo, nunca hubiera seguido una misa de esta forma. En la Parroquia del Rocío, de Dos Hermanas, Sevilla, el padre Carlos decidió retransmitir la Eucaristía por Facebook. Consciente de los problemas de comunicación que el nuevo formato entrañaba, al comienzo pidió que los que tuvieran un teclado a mano, respondieran a las plegarias, y que en la parte de las peticiones, hicieran alguna petición. En el rito de La Paz, también pidió que se escribiera "Paz". Y viendo los comentarios, así hicieron.
He hablado con Pepe y Mari Carmen, habituales de la Parroquia del Rocío, y nos han comentado que la experiencia fue buena. En el momento de las lecturas, pudieron buscarlas en Internet, algo que normalmente no hacen. Técnicamente fue muy bien, y están contentos porque la misa llegó a más gente de la que habitualmente va el domingo a esa parroquia.
Frente a lo que se pueda pensar en primer lugar, Mari Carmen comentaba que "fue agradable, porque se centró más que en la iglesia, donde a veces te dispersas. La parte de escribir también fue muy bien, porque a veces no haces las peticiones. El hecho de ver a la gente de siempre escribir hacía que sintiéramos que estábamos con ellos".
También fue positivo el caso del Padre Joaquín de la Parroquia San Clemente Romano, de Madrid. Es una persona muy activa en redes sociales, con más de 23.000 seguidores. Tras celebrar su primera misa en Instagram, comentaba que "como de todas las desgracias, saldrán muchas cosas buenas de esta cuarentena por el coronavirus. Y también cosas santas".
Según compartió en su cuenta con stories en las que los fieles se hacían fotos viendo la misa en directo, la experiencia de la Eucaristía virtual en directo fue muy buena. Sin embargo, aquí sí hubo una cara negativa, y es que el chat en directo se llenó de comentarios negativos. El Padre Joaquín se lo tomaba con humor, diciendo que había conseguido "que unos cuantos haters vayan a misa".
Hoy reconocía el "error de novato" de no ocultar los comentarios, afirmando que lo peor eran las distracciones que ocasionaban a los que querían seguir la misa. Hoy, lunes laboral, llama la atención que en la misa oficiada a las 13 haya habido unas 400 personas siguiendo la celebración en directo.
Catequesis por Instagram, una experiencia con (buenos) resultados inesperados
Hace meses que salí de Instagram para centrarme en cosas que me fueran más productivas, pero ayer volví para ver conciertos en directo. Justo al reinstalar la app, vi que había muchos directos en curso, y entre ellos estaba el de Carmen, una compañera de la carrera. Entré por curiosidad, por saber si contaba cómo estaba llevando la cuarentena. Mi sorpresa fue que, sí, estaba en directo compartido con María, pero no hablando de la cuarentena, sino dando catequesis a un grupo de confirmación.
En ese momento me pareció increíble ese uso, que demuestra todo lo que se puede hacer por redes sociales hoy en día, cosas que ni nos habíamos planteado como aunar esa tradición que supone dar catequesis con tener que hacerlo online. Hoy he hablado con Carmen, y me ha contado todo sobre la experiencia. La idea surgió de María, catequista y madre, que propuso a Carmen tener el rato habitual por Instagram. Camen me ha contado qué les llevó a ello: "Van a ser dos semanas muy largas, dos semanas en las que no íbamos a poder dar catequesis,y nos parecía interesante poder aprovechar el tiempo dándola a nuestro grupo de chicas, pues también están confinadas".
Sobre la elección de plataforma, Carmen me explicaba que habían escogido Instagram porque parecía lo más directo, pues todas las chicas del grupo están en la red social, y utilizar un directo en ella era más fácil que montar una videollamada grupal con lo que ello implica de instalar aplicaciones, invitar a personas, etc.
El mayor problema del directo de Instagram fue, a la vez, la mayor ventaja, pues según contaba Carmen, dado que las chicas solo podían responder a las catequistas por escrito, las que normalmente no intervienen para hablar lo hicieron incluso más que las más participativas. Es decir, que la 'telecatequesis', más que frustrar la comunicación, la promovió.De cara a la próxima sesión, Carmen me contaba que buscarán otras alternativas que permitan que todas intervengan hablando y viéndose las caras.
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