El procesador de texto WordStar, un gigante olvidado de la era de DOS, ha vuelto a la vida gracias a los esfuerzos de Robert J. Sawyer, un escritor canadiense de ciencia ficción (autor de la novela 'Flashforward', inspiración de la serie homónima). WordStar, que se alzó como el estándar tecnológico para escritores en las décadas de 1980 y comienzos de 1990, ahora está disponible de manera gratuita para usuarios de Windows.
Este resurgimiento ofrece no solo el software original, sino una serie de herramientas y manuales que permiten a los entusiastas de este software 'vintage' revivir la experiencia de un tiempo pasado en sus modernos PCs.
No es un software cualquiera, dicen
Según Sawyer, WordStar es más que un simple procesador de texto antiguo: su diseño es "lógico, hermoso y perfecto", cualidades que le han permitido resistir el paso del tiempo. De hecho, escritores como George R.R. Martin, autor de la serie "Juego de Tronos", aún utilizan versiones anteriores de WordStar (él es fan de la 4.0), apreciando su interfaz eficiente que evita distracciones y permite un enfoque total en la escritura.
Anne Rice, otra famosa escritora (autora de 'Entrevista con el vampiro'), describió WordStar como una "maravilla", destacando su simplicidad y funcionalidad superior en comparación con procesadores de texto modernos como Microsoft Word, que ella consideraba "una pura locura".
El renacimiento de WordStar
WordStar fue lanzado por primera vez en 1978 y rápidamente se convirtió en una herramienta esencial para escritores, periodistas y profesionales que requerían un procesador de texto fiable y potente. Su última versión, WordStar para DOS 7.0, salió al mercado en diciembre de 1992, y tras eso, este software fue primero superado por el entonces popular WordPerfect, y luego olvidado tras el auge de Windows (y, por tanto, de MS Word).
Finalmente, fue categorizado como 'abandonware' después de que la compañía que lo desarrolló y comercializó desapareciera. Sin embargo, Sawyer, quien ha seguido utilizando WordStar a lo largo de su carrera literaria, decidió recientemente que había llegado el momento de preservar este pedazo de historia tecnológica.
De modo que, durante semanas, ha estado trabajando para crear un archivo completo de WordStar 7.0, con un 'peso' de 680 MB distribuido en 3.600 archivos, entre los que se incluyen no sólo el software original, sino también imágenes de los discos de instalación, manuales originales escaneados y buscables, y una serie de utilidades y recursos adicionales.
Cualquier persona interesada puede descargar WordStar 7.0 desde el sitio web de Sawyer.
Instalación y compatibilidad con sistemas modernos
Una de las principales barreras para revivir software antiguo es su compatibilidad con los sistemas operativos modernos. WordStar, diseñado originalmente para MS-DOS, no puede ejecutarse de forma nativa en Windows, Linux o macOS sin la ayuda de emuladores. Consciente de esto, Sawyer ha incluido en el archivo dos soluciones plug&play para ejecutar WordStar bajo Windows: una usando DOSBox-X y otra con vDosPlus.
- DOSBox-X es un emulador activamente desarrollado que permite ejecutar aplicaciones de MS-DOS en sistemas modernos. La configuración proporcionada por Sawyer está diseñada para ofrecer la mejor experiencia posible, ajustando la pantalla y las fuentes para replicar fielmente la interfaz de WordStar.
- vDosPlus es otra opción, aunque ya no recibe mantenimiento, que sigue funcionando de manera efectiva para ejecutar WordStar.
Ambas opciones están cuidadosamente configuradas y personalizadas, permitiendo a los usuarios tener WordStar funcionando en cuestión de minutos tras descargar el archivo y seguir las instrucciones detalladas en el archivo 'README.TXT'.
La supervivencia del software es la supervivencia del documento
Hace unos días, nos hacíamos eco de cómo se había perdido una importante charla, grabada en vídeo en los años 80, de la creadora del lenguaje COBOL... todo por culpa de la desaparición de reproductores de vídeo compatibles con ese formato en particular. Pues bien, Sawyer parece estar pensando en que no pase lo mismo con sus escritos:
"Y supongo que también estoy pensando un poco en mi legado. Una vez que me haya ido, mi patrimonio literario tendrá que ocuparse de mis manuscritos electrónicos, y mi albacea debería poder trabajar con ellos en su propia computadora y no sólo en la mía".
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