A lo largo de mi vida he pasado por muchos navegadores. Como mucha gente en Windows, empecé por el clásico Internet Explorer, hasta que conocí Mozilla Firefox y me quedé años en él, realmente disfrutando de navegar por la web.
Luego pasé unos años en Chrome hasta que me pasé a Mac, y desde que hice la transición, usé Safari. Mis motivos eran claros, me parecía un navegador rápido (y con un motor de Javascript muy optimizado) y bien sincronizado con el iPhone y el iPad. Sí, a nivel de extensiones dejaba y deja mucho que desear, pero a mí me servía. Hasta que dejó de valerme.
Por qué dejé Safari
El viejo Edge pre Chromium nunca me gustó mucho en Windows 10, así que cuando Microsoft anunció que adoptaba Chromium, era de los que pensaba "para eso ya tengo Chrome". Sin embargo, comencé a estar descontento con Safari porque aunque exigiéndole poco es muy rápido, con un MacBook Air con 8 GB de RAM y mucha carga de pestañas se quedaba mucho en blanco, literalmente.
No un poco de latencia al cambiar entre pestañas por tener que recurrir a la memoria virtual del SSD, no. Pestañas literalmente congeladas. Cambiaba a ellas y no ocurría nada. Y en algunos casos, no me dejaban ni refrescar. En ese momento, decidí que necesitaba un navegador con mejor gestión de recursos cuando operas con muchas pestañas, como era el caso.
Quise darle una oportunidad a Edge, y gracias a una de sus funciones de Chrome/Chromium, paradójicamente, comencé a ahorrar mucha RAM. La función no era otra que la posibilidad de "instalar" aplicaciones web (PWA). Así, en vez de tener que abrir instancias de Chromium con Electron para Spotify y Slack, por ejemplo, ahora solamente abría una ventana de Edge que ya tenía abierto su proceso base, con el menor uso de recursos que ello implicaba, al no sumar unos 200 o 300 MB por cada app.
Por qué estoy empezando a arquear la ceja con Edge
Cuando se cumplen tres años de Edge, he de decir que la experiencia ha sido, por lo general, fantástica. Sí, hay navegadores que se alinean más con lo que opino de la privacidad como Firefox o Brave, o que tienen una filosofía que me gusta más. Pero quedarme con Edge ha sido cuestión de comodidad... y de que Microsoft lo ha mimado y ha recibido muchas funciones útiles. De hecho, además de lo que enumeraré a continuación, algo que siempre me encantó del nuevo Edge es todo lo que Microsoft comenzó a aportar a Chromium, para que todos los navegadores se beneficiaran.
Ahora tiene VPN gratis, pantalla partida, capturas de pantalla desde el navegador, colecciones para tomar apuntes, entre otras. Y entre otras destaca la integración con Copilot.
Esta integración me resulta útil, y a la vez, cada vez más intrusiva. De vez en cuando uso la IA de Copilot con un prompt rápido, pero generalmente, como Siri, es algo que abro por error. Así que he acabado desactivando el botón de Copilot. Microsoft está siendo demasiado insistente con que usemos el asistente, y prueba de ello es cómo están llenando Windows 11 de botones.
Pero es que, como persona que utiliza el navegador para escribir, al seleccionar texto me encuentro con sugerencias para reescribir con Copilot que no he pedido, y que se anteponen a cualquier otra acción que quiera realizar sobre esas palabras e incluso a extensiones que tengo configuradas en el sistema.
Comprendo a la perfección que en un navegador de Microsoft es lógico que haya preferencia por servicios de Microsoft, y yendo más allá, que la compañía lo utilice como escaparate de funciones. Pero siendo el navegador preinstalado en Windows, y teniendo tanto potencial, creo que no hacen bien en convertirlo en su iTunes, aquel programa de Apple que tan bien empezó y que tan odiado acabó siendo por todo lo que empezó a hacer (sin que lo hubiéramos solicitado).
Y todo esto, por supuesto, sin entrar en lo insistentes que están siendo desde Redmond con que utilicemos Edge sobre cualquier otro navegador que tengamos establecido como predeterminado, o en la web de Chrome. A partir de ahora, tengo que sopesar qué gano soportando tanto Copilot y promoción en el día a día, vs cambiando a Brave, Firefox o apuestas arriesgadas como Arc.
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