Hace casi dos años, abordábamos en esta página una serie de cambios que Google se planteaba implementar en Chromium que podrían acabar con los bloqueadores de anuncios (uBlock Origin, AdGuard, etc) tal como los conocíamos. Era el famoso 'Manifest V3', en referencia al nuevo formato del archivo 'manifest' que viene empaquetado junto a cada extensión del navegador.
La polémica se terminó apagando con el tiempo: su implementación parecía entonces algo "a largo plazo", y la propia Google —que prometía que el cambio sólo buscaba mejorar la privacidad, seguridad y rendimiento de las extensiones— desactivó temporalmente las críticas prometiendo cambios indeterminados en la propuesta.
Sin embargo, ahora estamos a dos semanas de que llegue enero de 2022 y, con ello, de que todas las nuevas extensiones que se incorporen a la Chrome Web Store tengan que adaptarse al nuevo formato del manifest.
¿Qué significa todo esto para el usuario?
Y sí, como ya dijimos, estos cambios terminarán llegando meses después a las extensiones preexistentes, que dejarán de poder actualizarse, primero, y de funcionar, después, si no se suman al nuevo formato. De modo que, repasemos, ¿qué significa esto para el usuario?
Manifest V3 supone, fundamentalmente, que Google dejará de dar acceso a las extensiones a una API fundamental para el funcionamiento de los bloqueadores de publicidad (webRequest), en favor de otra que limitará la efectividad de éstos: declarativeNetRequest, que califican de "más segura" y niegan que afecte a la funcionalidad del navegador.
Sólo que esto no es cierto, pues con declarativeNetRequest las extensiones dejan de poder observar y filtrar el tráfico del navegador y pasan a dejar la tarea de filtrado en manos del navegador, al que se limitan a comunicar listados de reglas.
El problema es que Manifest V3 impone, además, una limitación en el número de reglas que puede incorporar cada extensión. Dicho límite se estableció en origen en 30.000 reglas y, si bien Google puso después sobre la mesa su ampliación a 150.000, no se ha vuelto a saber nada más sobre ese asunto.
Y es algo muy relevante, pues la configuración estándar de uBlock Origin ya hace uso de 90.000 reglas, y la configuración completa de AdGuard puede superar sin problemas las 150.000.
Además, cualquier leve cambio de dichas reglas no podrá incorporarse autónomamente por cada extensión como hacen ahora: se les obligará a hacerlo como una actualización de la propia extensión… actualizaciones que Google tendría el poder de rechazar si las nuevas reglas incluyen filtrado de anuncios de sus propias plataformas publicitarias (AdSense, YouTube, etc).
El desarrollador de uBlock Origin ya ha anunciado su negativa a lanzar una nueva extensión cuya capacidad de filtrado sea menor que la actual (lo que significa que dejará de ser usable cuando se excluyan las extensiones Manifest V2 de la tienda de extensiones)…
…y ya ha animado a los usuarios a pasarse a Mozilla Firefox, cuyos responsables han anunciado que, si bien adoptarán un formato compatible con Manifest V3 para garantizar la compatibilidad entre extensiones, mantendrán el acceso a la API webRequest hasta que exista una alternativa igual de funcional.
AdGuard, por su parte, ha anunciado que sí se sumará al nuevo formato Manifest, pero que intentarán diseñar su extensión de tal forma que la merma de funcionalidad de filtrado sea la menor posible; así mismo, recomiendan el uso de sus herramientas de pago, pues éstas operan a nivel de sistema operativo y no del navegador.
Ni seguridad, ni privacidad ni rendimiento: sólo conflicto de intereses
Es cierto que Google puede ampararse en el hecho de que anteriores iniciativas para hacer frente al problema de las extensiones maliciosas, basadas en la verificación de su funcionamiento en el momento del alta en su Chrome Web Store, no han demostrado ser de mucha utilidad, y que eso es lo que ha dado pie a su decisión de "cortar por lo sano" y limitar el alcance del acceso de éstas al propio navegador.
Para la Electronic Frontier Foundation, sin embargo, hay mucho más detrás de las decisiones de Google, empezando por un claro conflicto de intereses generado por el hecho de que la compañía posea tanto el navegador web predominante como la mayor red publicitaria online.
El mismo conflicto, a ojos de la EFF, que impulsa otras medidas polémicas de Google como FLoC y Privacy Sandbox:
"Teniendo en cuenta que Google lleva años siendo la mayor compañía de publicidad del mundo, estas nuevas limitaciones resultan paternalistas y francamente espeluznantes".
"Los esfuerzos de Google para limitar el acceso [al tráfico del navegador por parte de las extensiones] resultan preocupantes, especialmente teniendo en cuenta que Google tiene rastreadores instalados en el 75% del millón de sitios web más visitados".
La EFF recuerda que los cambios introducidos no mejoran apenas la seguridad de los usuarios: que webRequest no permita a las extensiones interferir en el tráfico del navegador no significa que no puedan seguir leyendo ciertos datos una vez cargados y hacérselos llegar a un tercero.
"En cuanto a la otra justificación de Chrome para implementar Manifest V3, el rendimiento, un estudio de 2020 realizado por investigadores de las universidades de Princeton y Chicago reveló que las extensiones de privacidad, las mismas que se verán ahora obstaculizadas, en realidad mejoran el rendimiento del navegador".
¿Y qué van a hacer el resto de navegadores?
Ahora mismo estaréis pensando "Pero, al fin y al cabo, Google Chrome no es el único navegador web del mundo, ¿verdad? ¿No seguimos pudiendo recurrir a otros para evitar las arbitrariedad de Google?". Sí, es cierto (ya hemos hablado más arriba de la solución propuesta por Firefox, de hecho), pero:
- Google Chrome sí es el navegador más usado (y con bastante diferencia), lo que limita el alcance de las extensiones que se mantengan al margen de la Chrome Web Store.
Google piensa implementar Manifest V3 no sólo en Chrome, también en Chromium… la base sobre la que se desarrollan gran parte del resto de navegadores: Microsoft Edge, Brave, Opera y Vivaldi.
Los tres últimos ya han anunciado que introducirán cambios para preservar las funciones de privacidad y de bloqueo de anuncios de Manifest V2. Pero ninguno de ellos cuenta con su propia web de descarga de extensiones.
Microsoft Edge sí cuenta con su propia tienda (lo que podría evitar, por ejemplo el rechazo de extensiones que bloqueen publicidad de Google), pero hasta donde sabemos por ahora Microsoft no tiene planes de contrarrestar las limitaciones impuestas por Google en el acceso a webRequest.
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