La fotógrafa Carol M. Highsmith no debe de estar de humor estos días. Resulta que hace un tiempo decidió donar 18.755 fotografías a la Librería del Congreso de los Estados Unidos, para que fueran de acceso público. Pero en diciembre del año pasado recibió una curiosa carta en la que se le advertía que dejase de utilizar esas fotografías en su propio sitio web, junto con una multa de 120 dólares por hacerlo sin permiso.
Es decir: alguien reclamaba que Carol dejase de usar sus propias fotografías, que ella misma donó para que fueran de acceso público, por cuestiones de copyright. La carta la enviaba una empresa llamada License Compliances Services, que afirmaba que se debía compensar a una distribuidora de fotografías de stock llamada Alamy.
La sorpresa de Carol aún fue mayor cuando se dio cuenta de que, además de Alamy, Getty Images también estaba vendiendo su trabajo. Ahora la fotógrafa ha demandado a ambos servicios pidiendo mil millones de dólares en daños y acusándolas de usar esas imágenes de forma fraudulenta.
Getty Images, quien no es novata en el tema de liberación de imágenes al público, ya ha reaccionado diciendo que todo ha sido un malentendido mientras que License Compliances Services también se ha encargado de anular su requerimiento. Desde la web de esa empresa, no obstante, aún se puede ver la acusación.
No creo que Carol consiga esos mil millones de dólares que exige su contrademanda, pero sí que algún tipo de compensación (que es lo que precisamente piden todas las empresas cuando alguien usa sus imágenes registradas sin permiso) podría recibir.
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