La lucha contra la piratería en la red se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para la industria cinematográfica. Los grandes estudios de Hollywood cifran las pérdidas relacionadas con la piratería en cientos de millones de dólares cada año. Sólo en España, la Federación para la Protección de la Propiedad Intelectual en colaboración con la MPPA (Asociación Cinematográfica de Estados Unidos) estimaron que las pérdidas ascendían a 571 millones de euros en 2014.
Aunque desde la propia industria cinematográfica reconocen que no existe una solución definitiva para acabar de una vez por todas con el problema, los avances tecnológicos han permitido cazar a algunos de los responsables de filtrar películas y series de televisión a la red. Todo esto sin que ellos se dieran cuenta hasta el propio momento de su detención.
El caso Wes DeSoto: el problema de las filtraciones
En 2011 la MPAA destapó uno de los casos más importantes de filtraciones de películas a la red perpetrado por uno de sus propios miembros. Wes DeSoto, actor miembro del Sindicato de Actores de Cine de EEUU (SAG, Screen Actors Guild) logró hacerse con copias en alta calidad del 'Discurso del Rey', 'El Luchador' y 'Cisne Negro' entre otras películas. Todo ello de forma legal, a través de la asociación a la que pertenecía. En Enero de ese mismo año, comenzaron a aparecer en las principales webs de torrents copias HD de estas mismas películas.
El desconocimiento de DeSoto le llevó a obviar las marcas de agua con el identificativo SAG que se encontraban en las copias que el sindicato le había proporcionado
La empresa de monitorización Deluxe Webwatch, en colaboración con Paramount Pictures, detectó que la fuente del fichero pertenecía a las copias que el sindicato de actores distribuía entre sus miembros, acotando en gran medida el número de sospechosos. Así comenzó una investigación que les llevó hasta el usuario 'mf34inc', el propio Wes DeSoto. Una serie de marcas de agua casi imperceptibles en la versión de iTunes permitió asociar las copias que este usuario subía a la red con su IP, llevando a la detención por parte del FBI de DeSoto que tuvo que enfrentarse a penas de hasta 3 años de cárcel y el fin de su carrera como actor.
Cómo funcionan las marcas de agua digitales
Este caso es un claro ejemplo de una de las medidas de protección más comunes utilizadas por los estudios cinematográficos para localizar a los autores de las filtraciones: las marcas de agua digitales. Estas pueden darse en múltiples tipologías pero siempre buscando el objetivo de poder identificar al autor de la filtración de forma más precisa.
En este sentido, las marcas son una fuente de información que identifica al receptor del archivo digital, en este caso, a quién recibe la copia de la película en cuestión. De este modo si se filtra a la red, basta con ver la marca de agua para saber la fuente de la filtración o incluso algunos casos, observar la propia marca que puede incluir información específica del receptor de forma binaria por ejemplo.
Las marcas que se insertan en las copias previas a la distribución oficial de la película al gran público son múltiples: desde las más básica como aquellas que son perceptibles al ojo humano sobreimpresionadas en fotogramas o incluso a lo largo de todo el film (ya sea en sus laterales o en algún punto que no afecte a su visualización) hasta metodologías más complicadas que pasan por la alteración del film a escala ínfima, como códigos ocultos en pixeles específicos.
Estas últimas, las más complicadas y también las menos comunes, son impecertibles al ojo humano suponiendo un gran problema a aquellos usuarios que se hacen con una copia y buscan subirla a la red ya que la probabilidad de ser cazado aumenta exponencialmente. Ambas metodologías se engloban dentro de la esteganografía, la ocultación de mensajes dentro de otro mensaje, en este caso, de información sobre Copyright dentro de un film.
Las marcas de agua deben resistir las modificaciones de los usuarios como las compresiones o cambios de ratio
Por ejemplo, el fotograma de una película distribuida a críticos de cine puede ser codificada para que el brillo de los pixeles impares aumente o disminuya en una pequeña cantidad, dependiendo de si queremos codificar un '1' o un '0'. La productora, que dispondría de la copia original sin modificar puede comparar ambas versiones para localizar estos pixeles, descodificar el mensaje binario y saber qué crítico de cine subió la copia a la red de forma ilegal. Una variación sutil en el color de una serie no consecutiva de fotogramas puede ocultar una serie de datos que, para una persona que no tenga el archivo original, pasan imperceptibles como el nombre del destinatario y la fecha de codificación de la marca de agua.
Pero los actuales métodos de marca de agua digital superan con creces en complejidad al ejemplo expuesto, ya que se enfrentan al problema de que los usuarios que vayan a subir el archivo a la red pueda modificar el archivo de video. Si se recorta, escala o vuelve a codificar la imagen, las medidas de seguridad de las productoras pueden modificarse o incluso hacerlas desaparecer por completo. Este es el caso de algunos de los ejemplos más sonados en los últimos meses, como la filtración del screener de 'El Hobbit: La batalla de los 5 ejércitos' antes de su estreno oficial, cuyos autores eliminaron manualmente fotograma tras fotograma las marcas de agua identificativas del receptor del film por parte de la productora.
Un auténtico trabajo de chinos que muestra que todas las medidas de seguridad pueden ser pocas contra el ingenio de los usuarios. Aunque el resultado final si afectó a la visualización de la película ya que para ello se tuvieron que eliminar gran parte de los marcos de la película, perdiendo parte de la visión para el espectador.
CineFence, la solución contra el CAM-Screener
Pero las marcas de agua digitales no se limitan a la distribución de películas de forma privada a críticos, jurados de premios y actores. La protección activa contra los CAM-Screener también preocupa a las productoras de cine, aquellas películas que se distribuyen en la red a través de gente que ha acudido al cine con una cámara y las ha grabado. Debido a su pésima calidad, es muy difícil descubrir la procedencia del video y así saber dónde fue grabado. Para ello algunas empresa como Philips han lanzado su propia solución: CineFence.
Con esta tecnología productora puede saber en detalle en qué cine se capturó la película e incluso la hora y sala donde se proyectó.
Esta tecnología es capaz de vincular CAM-Screener de películas con los cines donde fueron capturadas. CineFence permite enlazar una marca de agua digital tanto de vídeo como de audio a la película que está siendo proyectada sin que afecte a la calidad de la misma. La marca resultante es tan sólida y robusta que es capaz de sobrevivir a la grabación directa de una cámara de video y las compresiones que los usuarios pueden realizar para subirla.
Huellas digitales vs marcas de agua digitales
Un error muy común es el de confundir una huella digital con una marca de agua. En la mayoría de los casos, ambos conceptos se usan indistintamente para referirse a toda marca que una productora realiza en sus archivos para evitar filtraciones, pero su significado es diferente: mientras que la marca de agua se trata de una información que se incluye en una pista de audio o video, la huella digital no añade información alguna y debe ser cotejada en una base de datos para descubrir su procedencia.
La huella digital necesita de una base de datos para poder analizarse. Así cuando se analiza una película distribuida de forma interna por una productora, el patrón debe ser comparado con los que la compañía dispone. Evidentemente esto es algo inviable, se necesitaría tener cotejadas todas aquellas versiones que se distribuyen y teniendo en cuenta el volumen de negocio de una productora, requeriría un elevado coste. Para ello, en vez de analizar por completo todo el film, tan sólo se almacena una muestra estadística del mismo.
Utilizando una comparación, una marca de agua es un tatuaje (que puede ser más o menos ostentoso) y una huella digital de una película es la huella dactilar de una persona.
Este es el mecanismo que utiliza Youtube para detectar aquellos videos y audios que pueden infringir derechos de Copyright en su web. En vez de tener que trabajar con marcas de agua digitales, las discográficas y productoras suben a la base de datos de Youtube las huellas digitales de sus contenidos para que los algoritmos de Google los detecten y los marquen para su revisión/eliminación. Aunque los usuarios han conseguir en muchos casos saltarse esta detección, alterando los vídeos para que sus huellas digitales no puedan ser detectadas.
CustosTech, convirtiendo a los usuarios en cazarrecompensas
Las marcas de agua digitales son métodos efectivos pero que gracias al ingenio de muchos, se han convertido en algo fácil de vulnerar si se tienen los conocimientos y herramientas necesarias. Desde Sudáfrica llega una solución muy interesante que busca combinar las marcas de agua con el fenómeno Bitcoin. Esta tecnología busca premiar a los usuarios que detecten filtraciones en la web y las reporten a las productoras con toda la información.
El concepto es muy sencillo. Junto con la marca de agua digital que se incrustaría tradicionalmente en las películas distribuidas de forma interna por las productoras se incluiría un identificador único correspondiente a una billetera de Bitcoin con una recompensa monetaria en su interior. Cuando un usuario detecta en BitTorrent por ejemplo un archivo que podría infringir los derechos de autor y localiza el código de la billetera, puede reportarlo directamente a la productora y recibir la recompensa.
Un sistema que convierte a los descargadores de contenidos contra los cargadores de los mismos
Así los usuarios autorizados para recibir estas copias de películas están desalentados a compartir archivos de forma activa o descuidar las fugas de los mismos por parte de otros mientras que, al mismo tiempo, los usuarios perseguirían activamente a quienes se atreviesen a filtrarlas.
Imagen | Flickr, MIKI Yoshihito
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