Telegram se ha convertido en el punto de mira de múltiples gobiernos y empresas tras los recientes escándalos de su CEO, Pavel Durov. Y es que si bien el servicio de mensajería ha protagonizado más de una polémica en el pasado, no ha sido hasta este momento cuando la app está siendo investigada más que nunca.
Desde Telegram siempre se han posicionado desde un punto de vista abierto y libre para el usuario, haciendo que la app se haya resistido desde hace años a las peticiones de algunos organismos reguladores y autoridades. Este carácter también ha sido la razón por la que su plataforma se haya convertido en un foco muy atractivo para grupos criminales, permitiendo que Telegram se convierta en una especie de ventana indiscreta hacia la Deep Web.
Telegram, la herramienta favorita de múltiples grupos criminales
Según una investigación llevada a cabo por el New York Times a lo largo de cuatro meses, se revela cómo Telegram se ha convertido en “el patio de recreo de criminales, extremistas y terroristas”. Para ello, se han analizado más de 3,2 millones de mensajes de 16.000 canales de difusión distintos y se muestran evidencias de cómo Telegram ofrece opciones muy atractivas para que los grupos criminales permitan “organizarse a gran escala y esquivar el escrutinio de las autoridades”.
Entre los canales investigados por el medio, se encuentran algunos utilizados por la organización Hamas para publicar contenido violento. Si bien Telegram acabó obstaculizando en cierta medida este tipo de contenido, otros servicios como Instagram, TikTok, Facebook o YouTube han reaccionado inmediatamente ante las cuentas asociadas a Hamas y a demás publicaciones que apoyaban abiertamente a esta organización.
Entre los canales investigados, 1.500 pertenecían a grupos de ultraderecha donde coordinaban actividades junto a sus casi un millón de participantes en todo el mundo. Al menos en dos docenas de estos canales se vendían además armas, mientras que otros 22 de estos canales eran conocidos por unos 70.000 seguidores para la obtención de todo tipo de drogas, desde cocaína hasta heroína.
Otra investigación llevada a cabo por el Wall Street Journal también revela que muchos de estos canales también han sido utilizados para la obtención de documentación falsa. Entre ellos, pasaportes, documentos de identidad, y otro tipo de documentos que se podían utilizar para la apertura de cuentas bancarias a nombre de las víctimas. Curiosamente, el canal fue cerrado justo cuando WSJ preguntó a Telegram por dicha actividad.
Que Telegram se haya convertido en una de las aplicaciones que más se toma a pecho la libertad de expresión ha sido algo de lo que colectivos radicales y criminales han aprovechado para continuar con sus actividades. El mismo Durov, aseguró en su propio canal de Telegram que "si fuera por nosotros, siempre le daríamos a nuestros usuarios lo que piden: acceso a información sin censura y opciones de modo que puedan tomar sus propias decisiones".
Con sede en Dubai, Telegram opera como una startup con unos 60 empleados. Si bien Telegram acaba de contratar a otros 100 empleados para que trabajen como moderadores, en los últimos años han estado ignorando las múltiples peticiones de gobiernos y autoridades en lo que respecta a la ayuda para investigar posibles delitos.
La semana pasada, Durov publicó en Telegram por primera vez tras su arresto. En su publicación destaca que, las acusaciones de que Telegram era "algún tipo de paraíso anárquico son mentira", mientras que también defendía que Telegram eliminaba “millones de posts y canales dañinos cada día”. Según declaraciones del servicio al New York Times, “el 99,999% de sus usuarios son legales”, pero reconocían que queda “mucho trabajo por hacer”, por lo que no sería de extrañar que en las próximas semanas y meses veamos un carácter de moderación mucho más férreo en Telegram que antaño.
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