Brandy Deason trabaja como 'coordinadora de justicia climática' para la ONG Air Alliance Houston, una organización de ámbito local que promueve reducir la contaminación del aire.
Un día, empujada por sus dudas sobre el verdadero destino de los desechos plásticos de su ciudad, decidió realizar un sencillo experimento: utilizar varios 'airtags' de Apple para seguir el rastro de las bolsas de plástico que ella misma había depositado para reciclar.
Recordemos que el AirTag es un pequeño dispositivo de rastreo (no basado en GPS, sino en el uso como baliza de otros dispositivos de Apple de los alrededores), diseñado originalmente con el mero objetivo de localizar objetos personales recurriendo a la app 'Buscar' del iPhone.
Pues bien, ahora este dispositivo se ha convertido en la herramienta crucial para destapar lo que muchos ahora consideran un caso de 'estafa verde' a gran escala.
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El destino previsto de los AirTags era la planta Wright Waste Management (WWM), una instalación supuestamente dedicada al reciclaje de plástico como parte de una iniciativa sostenible pionera y promovida por el gigante petrolero ExxonMobil (sí, ya sabéis, los de la catástrofe ecológica del Exxon Valdez).
Sin embargo, lo que Deason descubrió fue algo muy diferente: la mayoría de los airtags no llegaron a una planta de reciclaje en funcionamiento, sino a un vertedero al aire libre en el que enormes montañas de plástico se acumulaban sin tratamiento alguno.
Las imágenes captadas por drones de CBS News revelaron la cruda realidad: los desechos plásticos estaban apilados en montones de más de tres metros de altura.
La investigación posterior reveló que las instalaciones de WWM... ni siquiera contaban con los permisos necesarios para operar como planta de reciclaje de plásticos (tampoco les importa: de hecho, a pesar de que la planta de procesamiento debería llevar años en funcionamiento, carece por completo de la maquinaria necesaria).
ExxonMobil había 'vendido' al público que su innovadora plata de reciclado permitía llevar a cabo un complejo proceso para convertir plásticos en nuevos materiales o combustibles.
Lo cierto es que este método, incluso si se llevara a cabo y no dejaran tirados en un vertedero su 'materia prima' se basa en la quema de plásticos, por lo que no sólo es altamente contaminante, sino que no es, ni siquiera, un verdadero reciclaje.
En palabras de la propia Deason,
"El verdadero reciclaje está en la reducción y reutilización, no en crear más plásticos bajo la falsa promesa de la sostenibilidad".
Por ahora, el escándalo ha generado indignación en Houston y podría desencadenar sanciones para las empresas implicadas, así como una revisión de los programas de reciclaje de la ciudad.
Imagen | Ka23 13 (vía Wikimedia) + Apple
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