El mes pasado, abordábamos el dilema al que se enfrenta la administración pública china: quiere librarse de Windows, un sistema operativo 'Made in USA' y, de hecho, según sus propias normas internas, debería haberse deshecho por completo del mismo para cuando empiece 2027. Sin embargo, Windows sigue siendo omnipresente en el gigante asiático, y alternativas OpenKylin (una 'distro' Linux desarrollada por el propio régimen) no cuentan por ahora más que con un papel testimonial.
Sin embargo, esta situación no es más que una cara de la moneda de la dependencia tecnológica global. Y es que ahora, al otro lado del Pacífico, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos se enfrenta a un desafío similar: una ley estadounidense de 2019 prohíbe a las agencias gubernamentales contratar con entidades que usen equipos de Huawei... pero el propio Pentágono admite ya que no puede cumplir completamente con esta normativa.
La ley incumplible
La Sección 889 de la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2019 establece que el gobierno de EE.UU. no puede firmar contratos con entidades que utilicen componentes de hardware fabricados por Huawei. Esta legislación buscaba mitigar el riesgo de espionaje por parte del gobierno chino a través de los productos de las compañías de dicho país.
Sin embargo, la realidad ha demostrado que la ejecución de esta ley presenta complicaciones significativas. Tanto, que el propio Pentágono ha solicitado repetidamente una exención formal a esta ley, argumentando que Huawei está tan arraigado en los sistemas de telecomunicaciones globales que encontrar alternativas sería imposible.
Brennan Grignon, exfuncionaria del Departamento de Defensa, señala en Fortune que "hay partes del mundo donde literalmente no se puede escapar de Huawei". Según Grignon, aunque la legislación tenía buenas intenciones, no se consideraron adecuadamente las implicaciones prácticas.
Funcionarios del Pentágono advierten que adherirse estrictamente a la prohibición de Huawei podría interrumpir la capacidad del Departamento de Defensa para adquirir suministros médicos, ropa y otros apoyos logísticos esenciales. La dependencia de Huawei es especialmente notable en regiones como Asia-Pacífico y Europa, donde la infraestructura de telecomunicaciones a menudo incluye equipos de la compañía china.
La postura del Pentágono ha generado fricciones con el Congreso, que hasta ahora ha rechazado incluir una exención en la Ley de Autorización de Defensa Nacional 2025.
Resistencias y consecuencias
EE.UU. no está solo en sus políticas hacia Huawei... aunque sólo sea porque la administración estadounidense ha instado a otros gobiernos a eliminar los productos de Huawei de sus redes más sensibles. Esta presión llevó a la cancelación de una venta de aviones F-35 a los Emiratos Árabes Unidos después de que se negaran a retirar todo el hardware de Huawei de sus redes tecnológicas. Países como Arabia Saudita y naciones de América Latina han recibido solicitudes similares.
No obstante, muchos países han venido argumentando hasta ahora que no hay alternativas viables a los productos de Huawei, que son significativamente más económicos que los de sus competidores. Este aspecto económico es crucial, ya que cambiar a otros proveedores implicaría inversiones extremadamente altas, desincentivando así cualquier intento de transición.
Por todo ello, y a pesar de las sanciones y las prohibiciones (el gobierno estadounidenses ha revocado licencias de exportación a proveedores clave como Intel y Qualcomm), Huawei no se ha visto muy afectado por las políticas estadounidenses: en 2023, la empresa reportó su mayor crecimiento en ingresos en los últimos cuatro años, con un aumento del 144,5%, lo que se traduce en casi 12.000 millones de dólares.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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