La Guardia Civil ha detenido a 102 personas en varias provincias de España acusadas de estafar a centenares de víctimas (se han identificado 238 sólo en la provincia de Alicante) mediante el timo del "hijo en apuros", un popular tipo de fraude en el que los estafadores se hacían pasar por un hijo en apuros económicos que solicita dinero a sus padres. La operación, bautizada como "Hiwaso", ha permitido desmantelar una trama criminal que ha robado más de 850.000 euros a las víctimas.
Así fue la operación criminal
La operación se desarrolló en varias fases. En la primera fase, llevada a cabo en febrero, fueron detenidas 12 personas en Granada y 29 en Málaga. Entre febrero y marzo, se detuvo a dos personas más en Alicante, tres en Valencia y 13 en Madrid. Finalmente, en la tercera fase, que se ha desarrollado a finales de abril, han sido detenidas un total de 35 personas en Barcelona y otras ocho en Gerona.
El entramado estaba formado por 74 hombres y 28 mujeres con edades entre los 20 y los 60 años: a todos ellos se les imputan delitos de estafa, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal.
Además de las detenciones, la Guardia Civil ha localizado más de 500 cuentas bancarias donde recibían las transferencias y 100 líneas de teléfono con las que enviaban los mensajes a las víctimas.
En sus conversaciones con las víctimas, los miembros de la trama las incitaban a hacer uso de transferencias inmediatas, lo que dificultaba la recuperación del dinero si la estafa quedaba pronto en evidencia: la Guardia Civil ha comprobado que los criminales blanqueaban el dinero robado realizando pagos en todo tipo de comercios y retiradas de efectivo en cajeros automáticos.
Cómo funcionaba la estafa
Los estafadores estudiaban el perfil de las potenciales víctimas, todas ellas personas que compartían un nexo común: tener un hijo emancipado, estudiando o trabajando fuera. Luego, contactaban con la víctima haciéndose pasar por su hijo o hija. Para justificar que el número de teléfono desde el que contactaban no fuera el habitual, los estafadores mentían asegurando que habían tenido un problema con el dispositivo (robo, descarga de batería, etc.).
En las conversaciones que posteriormente establecían con sus víctimas a través de SMS y WhatsApp, los estafadores trataban primero de mantener una conversación normal entre familiares con el objetivo de no levantar sospechas. De esta forma, buscaban la receptividad de las víctimas cuando, a continuación, empezaban enviar mensajes relativos a alguna urgente necesidad económica con el fin de provocar una reacción en los padres y lograr así que les realizasen lo antes posible una transferencia bancaria.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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