Las diferencias entre los tres principales sistemas operativos móviles en estos momentos son muy grandes. Obviamente hay aspectos en los que unos se asemejan más a los otros, pero lo cierto es que hay detalles que los separan hasta extremos totalmente opuestos. Uno de éstos es, ni más ni menos, que la forma en la que dichos SO se actualizan.
Hasta hace escasas horas sólo faltaba Microsoft por pronunciarse y lo han hecho aclarando que será la propia empresa, y no las operadoras, la que se encargará de empujar las actualizaciones de Windows Phone 7 a todos los dispositivos de la gama.
Esto supone, en primer lugar, una ruptura total del modelo que Microsoft había seguido para actualizar su antiguo Windows Mobile. Y en segundo lugar, una separación total de la ya famosa “fragmentación” de Google y Android que últimamente está dando tanto que hablar.
Apple, como ya todos sabéis, opta por actualizar su gama de móviles directamente desde Cupertino sin necesidad de la intervención de las operadoras, que muchas otras veces no tienen los intereses de los usuarios como primer punto de sus listas de “tareas a realizar”.
Una balanza de sistemas operativos móviles un tanto extraña
Así, en estos momentos, nos encontramos con un panorama en el que Microsoft y Apple, por raro que lo parezca, se encuentran en el mismo lado de la balanza mientras que Google intenta contrarrestar el peso con su increíble cantidad de dispositivos diferentes. Pero lo cierto es que a nosotros, los usuarios, nos resulta mucho más cómodo la estrategia llevada a cabo por las dos primeras.
Verdad es que muchas veces las nuevas actualizaciones pueden hacer que el hardware antiguo (véase el caso de los iPhone 3G) pueden suponer un descenso en el rendimiento de los dispositivos, pero me temo que eso es siempre mucho mejor que tener que estar esperando meses, o incluso años, para que nuestros terminales se actualicen.
Y es que esta época es muy diferente a la que muchos vivimos hace 10 ó 5 años con los sistemas operativos de nuestros ordenadores. Antes las actualizaciones de los SOs no traían consigo, la mayoría de las veces, cambios tan amplios como vemos hoy en día con Android e iOS, y quién sabe si también con WP7. De ahí que cada vez estas modificaciones despierten un mayor interés entre los usuarios y sean reclamadas, cuando no llegan, con mayor intensidad.
Veremos en qué situación se encuentran los tres grandes dentro de unos meses. Por una parte es obvio que a Microsoft le interesa controlar en estos primeros momentos todo su ecosistema pero, quizás más adelante, y sobre todo si la familia de WP7 crece demasiado, se vean obligados a cambiar su estrategia y evitar así que móviles antiguos (o quién sabe si tablets) utilicen una armadura que sea demasiado grande para un cuerpo tan pequeño.
Vía | ZDNet
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