Hace unas semanas conocíamos que como medida preventiva en la guerra comercial, funcionarios de la Comisión Europea proponían crear un Fondo Europeo de Futuro que invirtiera 100.000 millones de dólares en participaciones en empresas europeas de alto potencial. De esta forma, se reduciría el desequilibrio que hay con Silicon Valley y con la fértil escena de China.
Como venía advirtiendo desde hace tiempo, Emmanuel Macron, el presidente de la República Francesa, ha anunciado la inyección de 5.000 millones de euros a lo largo de los próximos tres años para impulsar a las empresas tecnológicas galas. Específicamente, Cedric O, su el ministro para la Economía Digital ha expresado que quieren lograr contar con 25 unicornios (compañías por encima de 1.000 millones de dólares). De momento solo cuentan con siete compañías de ese valor, y en el futuro quieren que algunas alcancen 5.000, 10.000 y 15.000 millones de euros.
Una inyección con la que pretenden crear 7.000 puestos de trabajo
La inyección vendrá de la mano de los grandes grupos inversionistas institucionales de Francia, entre los que se encuentran las compañías aseguradoras. 3.000 millones irán destinados a fondos que ya invierten en compañías que han salido a bolsa y son controladas por manos francesas. Con esta medida, desde el Elíseo buscan que inversores internacionales se establezcan en la capital francesa.
Los 2.000 millones restantes sí irán dirigidos a fondos de startups que ya estén demostrando que pueden ser importantes en el futuro, aunque todavía no jueguen en la liga de las que ya han salido a bolsa. En total, según Macron, las 40 startups con más futuro crearán sobre 7.000 nuevos puestos de trabajo a lo largo del próximo año.
Habrá que esperar para ver si este plan de Francia logra el objetivo de conseguir que el país sea el ecosistema de startups líder en Europa. De momento, según cifras que ofrece el Financial Times, Francia está por delante de Alemania, pero por detrás del Reino Unido. Eso sí, el ecosistema británico puede verse muy afectado en los próximos meses con el Brexit, y del río de aguas revueltas intentarán sacar provecho el resto de grandes economías europeas.
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