Describamos la situación: un chaval de 17 años cuelga una foto del tráfico en Instagram. Hasta aquí todo normal, ¿no? No es nada del otro mundo… salvo que el chaval se llame Justin Bieber. Las hordas de fans de este chico llegaron a Instagram en masa, y estuvieron a punto de tirar el servicio en pocos minutos. Una avalancha de tráfico que deja el efecto Digg/Menéame en poco más que cosquillas.
Estoy seguro que, tras los primeros minutos de angustia, en Instagram se deben estar frotando las manos. El cantante les ha hecho una publicidad increíble, y seguramente un porcentaje considerable de sus once millones de seguidores en Twitter mirarán a ver qué es eso de Instagram. Teniendo en cuenta que el servicio de fotografías cuenta con siete millones de usuarios, no creo que les vengan nada mal.
Al final, lo que nos demuestra esto es que no hay mejor publicidad que tener un buen producto. En cuanto la gente lo empieza a conocer, el boca a boca hace el resto. Y esto no hay dinero que lo compre.
Vía | TechCrunch
Imagen | Instagram
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