La inteligencia artificial es ha convertido ya en un auténtico meme en el mundo académico al ser usado por los estudiantes de todos los ámbitos para la redacción de trabajos. Esto es algo que pone en un auténtico compromiso a los docentes que necesitan herramientas que demuestre fehacientemente el uso de la inteligencia artificial para aplicar las medidas oportunas.
De esta manera, actualmente hay muchos esfuerzos por desarrollar una herramienta que permita detectar los trabajo de la IA. Y Nature ha difundido un estudio publicado el 6 de noviembre de en Cell Reports Physical Science donde se muestran dos detectores de IA que pueden ayudar a los académicos en el campo de la química para detectar estos usos ilícitos en artículos científicos.
Un detector de ChatGPT específico para los químicos
Uno de los detectores que mejores resultados funciona está basado en el aprendizaje automático que tiene la capacidad de detectar 20 características del estilo de escritura. Entre estas características se destaca la longitud de las oraciones, la frecuencia del uso de algunos términos o los signos de puntuación. De esta manera, se va a poder someter a pruebas el texto académico para saber si tiene un estilo 'robótico' o humano.
Esta inteligencia artificial se está probando con un previo entrenamiento con artículos de diferentes revistas de químicas de prestigio. Y sobre todo hacen hincapié en las introducciones de los artículos al ser lo más fácil de hacer con ChatGPT. Una vez entrenada con 100 introducciones de artículos, se pidió a la IA que escribiera 200 introducciones con el estilo de la revista American Chemical Society.
Ahora llegaba el momento de enfrentar las introducciones escritas con ChatGPT 3.5 en el detector. Y para sorpresa de todos, la precisión de detección de que el texto estaba escrito con IA ascendía hasta el 100%. Pero este resultado también se consiguió con las introducciones redactadas con GPT-4. Estos datos no se consiguieron con otros detectores como ZeroGPT que alcanzaba una precisión de entre 35-65%.
Si es cierto que esta IA está pensada para revistas científicas, pero gracias a su algoritmo y con un entrenamiento previo puede tener aplicaciones muy diversas que traspasen esa barrera de lo académico. Porque el hecho de analizar los patrones de texto y diferenciar entre cómo escribe un humano y una IA es realmente interesante en el campo del aprendizaje automático.
Imágen | Choong Deng Xiang
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