Google suele guardar secretismo, incluso internamente, cuando se trata de nuevos productos. Incrementan las precauciones en todo lo que tengan que ver con ellos para evitar filtraciones. Sin embargo, con el proyecto Dragonfly, todo era un poco diferente. Tanto, que Google excluyó a los equipos de privacidad y seguridad de las reuniones clave sobre este motor de búsqueda al gusto de China.
Eso es lo que asegura hoy The Intercept, a partir de cuatro fuentes: Scott Beaumont, jefe de operaciones de Google en China y uno de los arquitectos clave de Dragonfly, junto a otros ejecutivos de la compañía, excluyeron por desavenencias a los miembros del equipo de seguridad y privacidad de la compañía de las reuniones más importantes sobre el buscador censurado.
Según este relato de los hechos, en febrero de 2017 se celebró una de las primeras reuniones de trabajo del grupo dedicado a Dragonfly y parte de los presentes quedaron atónitos ante el proyecto. "Los altos ejecutivos revelaron que la infraestructura del sistema de búsqueda dependería de una empresa asociada china con centros de datos probablemente en Pekín o Shangai", dice el artículo.
Los registros de búsqueda en riesgo
La revelación de la ubicación de la infraestructura en el territorio continental chino significaba que los registros de búsqueda de personas serían fácilmente accesibles para las autoritarias autoridades del país. El Gobierno de China es señalado recurrentemente por ir contra activistas, periodistas y opositores políticos empleando sistemas de vigilancia.
Y por la fuerte censura que ejerce, también en internet, censurando desde palabras a dibujos animados como el famoso oso Winnie The Pooh. Un personaje de actualidad estos días en España, precisamente, tras la visita del presidente chino Xi Jinping y la petición a un hombre disfrazado de este ídolo infantil de desplazarse para no coincidir con el mandatario.
Una de las personas que mostró sus preocupaciones sobre posibles detenciones o interrogatorios a usuarios por realizar búsquedas prohibidas fue un entonces veterano de Google, Yonatan Zunger. Beaumont, una de las cabezas de Dragonfly, no tomó en cuenta sus preocupaciones por no considerarlas suficientemente significativas. Poco después, como hemos dicho, excluyó a los equipos de seguridad y privacidad de las mesas de trabajo.
Zunger es la única fuente identificada por The Intercept, las otras tres se mantienen en el anonimato porque continúan formando parte de Google. Su relato, de ser completamente cierto, revelaría cómo los responsables de Mountain View habrían trabajado para suprimir las críticas de los empleados al motor de búsqueda censurado. Circunstancia por la cual han protestado en las últimas semanas y, especialmente, en los últimos días.
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