Tras el fin del COVID-19, muchas empresas pasaron de ser grandes defensoras del teletrabajo a rechazarlo de manera tajante. Esto hizo que se impusiera a los trabajadores una política "de retorno" para regresar a las empresas. Una de ellas ha sido Dell, que ha generado un gran caos entre sus trabajadores por su política de regreso a las oficinas.
Pero esta política de regreso no era del todo ética. La oferta que se tenía encima de la mesa era volver a la oficina o atenerse a las consecuencias, y el 50% de los empleados prefiere perder sus puestos o sus privilegios antes que regresar a la presencialidad.
Dell se enfrenta a una fuga de talento con su política anti-teletrabajo
Para poder entender esta historia nos remontamos a febrero, cuando Dell empezó a presionar a los trabajadores para volver a la oficina. La oferta que se tenía encima de la mesa era una jornada híbrida de tres días a la semana en una oficina o estar 100% en remoto.
¿El problema? Que optar por trabajar en remoto impedía acceder a ascensos. Pero si se optaba por la presencialidad, se tenía que realizar una mudanza para acudir a una de las pocas oficinas físicas que hay disponibles tras la venta masiva. Y esto es un problema.
Ante un plan de este calado, los empleados han sido realmente claros. Los datos apuntan a que un 50% de la plantilla de Dell en EEUU y un 33% de la plantilla internacional quiere estar trabajando en remoto al 100%. Pero obviamente las consecuencias a las que se enfrentan es no poder cambiar de rol dentro de la compañía o ascender.
El hecho de volver a las oficinas no era la mejor experiencia posible. Los empleados apuntan a que al volver a las oficinas de Dell se pasaban haciendo videollamadas en oficinas casi vacías con empleados de otras oficinas que estaban en la misma situación. Por ello, aunque estuvieran presencialmente en la oficina el trabajo seguía siendo presencial.
Pero lo que está claro es que el problema de esta necesidad de hacer teletrabajo de manera obligado es el cierre de las oficinas. Nadie quiere mudarse a otro Estado para poder acudir a una oficina donde se van a seguir haciendo videollamadas con otros compañeros. El cierre de las oficinas que tenían cerca de sus casas estos trabajadores ha terminado provocando esta situación tan complicada. Y es que muchos empleados se encuentran sus antiguas oficinas completamente cerradas.
Como hemos comentado, la amenaza que hizo la cúpula directiva a sus empleados era no poder acceder a los ascensos. Pero muchos empleados esto es algo que categorizan como absurdo: “No me queda nada a lo que ascender, a menos que quiera dedicarme a la gestión de equipos, que no sería parte de mi trabajo actual”, dijo un ingeniero sénior.
La solución finalmente de los empleados que se encuentran con esta presión encima es buscar otro trabajo. Y esto es algo que puede ser lo quiera Dell, ya que le puede salir mucho barato el despido de esta manera. Pero a lo que se enfrentan en este caso es a la pérdida de talento que está "migrando" a otras empresas.
Imágenes | Oleksandr Pidvalnyi Nasik Lababan
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