Una de las constantes en los últimos años de grandes ciudades, y cada vez menos grandes, son las subidas continuadas de precio de alquiler y compra de viviendas. Es un fenómeno global que ciudades como Londres o San Francisco comenzaron a sufrir gravemente, pero se ha acabado extendido. Aprovechando esa situación y características del mercado laboral actual, Tulsa, una ciudad del estado de Oklahoma, ofrecerá 10.000 dólares a quien se mude allí para trabajar.
Factores como contar con varios museos, el bajo coste de vivir y la disponibilidad de locales de comida y bebida hacen que la Tulsa sea, según promocionan, "la ciudad ideal". A diferencia del tipo de localidad española que paga por mudarte a ella, Tulsa ofrece un contexto tecnológico moderno, lo que favorece que ya no sea relevante encontrar trabajo en destino, sino que se muden teletrabajadores cuya ubicación sea poco importante si pueden acceder a los servicios necesarios.
Ese asunto es reforzado por el hecho de que además de dinero, se ofrece acceso gratuito a un espacio de coworking. Para que Tulsa entregue los 10.000 dólares deben darse ciertas circunstancias. La primera es que quien se mude, lo haga durante 12 meses, como mínimo. Así, al principio se entregarían 2.500 dólares para gastos, luego 500 dólares mensuales y en el último mes 1.500 dólares.
Un mercado laboral que puede deslocalizarse en el futuro como ocurrió a las empresas
El caso de Tulsa, atractivo por contar con un coste de vida un 8% menor a la media nacional, y que espera que los ciudadanos que se animen a quedarse más allá del año, puede resultar anecdótico si se compara con la realidad general de las ciudades. Sin embargo, puede ser indicativo de futuros movimientos poblacionales que ya se están dando desde los núcleos urbanos a las periferias, buscando precios mucho menores en vivienda.
El teletrabajo, una práctica cada vez más viables ante los nuevos trabajos relacionados con Internet que surgen, tiene aún algunos impedimentos si se pretende vivir, por ejemplo en España, en zonas rurales baratas, pues las infraestructuras y conexiones a Internet siguen muy lejos de lo deseable, aunque el Gobierno está luchando por un cambio en este sentido, y obligará a garantizar velocidades de 30 Mbps antes de enero de 2020.
La crisis de por sí ha generado muchos movimientos poblacionales, sobre todo hacia el extranjero. El factor humano es un elemento clave, pero ante la necesidad de un futuro, muchos españoles, sobre todo jóvenes, priorizaron oportunidades laborales. Ante la situación de los precios de la vivienda y las posibilidades del teletrabajo, es posible que en un futuro se experimente un fenómeno parecido dentro del territorio de los países. Es algo que iría contra la tendencia natural del último siglo, el éxodo rural.
Cuando las grandes empresas vieron que deslocalizando la producción podían ahorrar muchos costes y ganar agilidad en todos los procesos comenzaron a moverse hacia Asia. Para los teletrabajadores, cuya producción puede ser relativamente constante desde cualquier parte, un destino más barato puede ser la única posibilidad de ahorrar o de incluso llegar a fin de mes.
La globalización permite que este fenómeno pueda darse incluso a escala mundial. Si un trabajador bien pagado en California no puede prosperar en San Francisco si no es alejándose muchos kilómetros, contar con su salario trasladándose a un país como España (o a una ciudad como Tulsa) puede ser una forma muy efectiva de dar un vuelco a la situación, sin echar mucho de menos variables y factores, algo impensable hace años. Con mejorías en campos como los idiomas, la cosa puede ponerse más de cara, si cabe.
Crédito de imagen | Randy Lane con licencia CC BY 2.0
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