Hace once años (y unos pocos días), se anunciaba el lanzamiento de Telegram, una plataforma de mensajería online con un claro enfoque en la privacidad de las comunicaciones. Ahora que su creador, Pável Dúrov, permanece detenido por las autoridades francesas a causa de la actividad de su app, es buen momento para repasar no sólo algunos aspectos de este caso, sino también la trayectoria que ha conducido a esta situación a Dúrov.
Cuando Durov era 'el Zuckerberg ruso'
Cuando tenía sólo 22 años, Pável Dúrov creó la red social VKontakte (más conocida como VK) en 2006: rápidamente se convirtió en 'el Facebook ruso' y empezó a contar por millones sus usuarios. De hecho, para 2012 ya atesoraba 150 millones de ellos.
Y entonces llegaron las elecciones legislativas rusas, llenas de acusaciones de fraude: los vídeos de anomalías en las votaciones empezaron a inundar Internet y, sobre todo, la red social favorita de la juventud rusa, VK.
Pocas semanas después, la FSB (más conocida en el pasado como 'KGB') se puso en contacto con Dúrov solicitando el bloqueo de ciertos grupos de debate de VK y, más tarde, la entrega de datos personales de ciertos usuarios. La solicitud se realizó en nombre de 'la lucha contra el extremismo y el terrorismo'.
Dúrov contestó a la primera solicitud publicando la carta en su perfil personal acompañado de una respuesta: la foto de un perro sacando la lengua. Los siguientes meses estuvieron marcados por el pulso con el gobierno de Putin, cuyos partidarios iban haciéndose poco a poco con las acciones de VK.
Su negativa a cumplir con las demandas del gobierno ruso para censurar la disidencia lo llevó a ser considerado una amenaza. Este conflicto culminó en 2014, cuando nuestro protagonista fue finalmente destituido como CEO de la red social, y la empresa quedó en manos del gigante ruso de Internet Mail.ru (su actual CEO es Vladimir Kiriyenko, casualmente hijo de un alto cargo del Kremlin).
Cuando Telegram nació contra la interferencia gubernamental
Dúrov decidió entonces abandonar Rusia (sin planes de retorno, porque, en su opinión, era un país incompatible con los negocios online) y concibió el proyecto de una plataforma de mensajería segura, cuyas comunicaciones encriptadas la mantuvieran lejos de nuevas interferencias gubernamentales. Y así surgió Telegram.
El gobierno ruso sólo tardó cuatro años en intentar (infructuosamente) bloquear la nueva red, después de que Dúrov volviera a ignorar un requerimiento para entregar las claves de cifrado que les permitirían acceder a los mensajes de los usuarios.
Rusia alegaba entonces (recordemos, 2018) que los terroristas utilizaban Telegram para planificar ataques y que, por lo tanto, era necesario tener acceso a las comunicaciones para prevenir actos terroristas. Dúrov se negó rotundamente a proporcionar dichas claves, argumentando que hacerlo comprometería la privacidad de todos los usuarios y abriría la puerta a la vigilancia masiva.
Hoy, Dúrov está por fin detenido por negarse a colaborar con las autoridades en su lucha contra el terrorismo y el extremismo... sólo que no ha sido detenido en Rusia... sino en Francia, un país de la Unión Europea.
En un notable ejercicio de hipocresía, Tatiana Moskalkova, la Defensora del Pueblo de la Fed. Rusa, afirma ahora que "es evidente que la auténtica razón del arresto es el intento de cerrar Telegram" y "violar el derecho a la libertad de expresión", y que, para ello, Francia ha optado por acusar a Dúrov de "todos los males habidos y por haber" desde tráfico de drogas a pedofilia y terrorismo.
Pero también es cierto que, hace unos años, las voces de los altos cargos de Occidente se alzaban en defensa de Telegram y contra las autoridades rusas... con argumentos similares a los que hoy utiliza Moskalkova.
Recordemos que, oficialmente, aún no se han hecho públicas las acusaciones contra Dúrov, pero es cierto que varios medios franceses señalan como causa de la detención la negativa de Telegram a seguir las instrucciones de la UE a la hora de 'moderar' contenidos (y el efecto que eso habría tenido en la comisión de delitos como los citados).
Según Durov, el FBI quiso espiar Telegram
Pero no sólo son los europeos y los rusos los que han intentado influir de un modo u otro en Telegram. En una reciente entrevista con el polémico presentado Tucker Carlson, Dúrov explicó que, durante sus visitas a San Francisco, recibió un inusual nivel de atención por parte del FBI...
...según su versión, agentes de dicho organismo intentaron reclutar a uno de sus ingenieros para que integrara ciertas librerías en el código fuente del cliente de su red social... librerías con posibles puertas traseras que habrían permitido a las agencias de seguridad espiar a los usuarios de la plataforma.
Y, recordó que, al igual que había hecho antes con los datos personales de los manifestantes contra el Kremlin, Telegram ha denegado también solicitudes de información del legislativo estadounidense sobre los manifestantes pro-Trump que participaron en el famoso 'asalto al Congreso'. Dúrov sostiene que Telegram prefiere ignorar tales peticiones para evitar involucrarse en complejas luchas políticas.
Curiosamente, en dicha entrevista Dúrov señalaba que la mayor presión que enfrenta Telegram hoy en día no proviene de los gobiernos, sino de las grandes plataformas tecnológicas como Apple y Google, pues estas empresas tienen la capacidad de censurar contenido y aplicaciones a través de sus tiendas de aplicaciones, lo que coloca a Telegram en una posición precaria si no cumple con las directrices impuestas por estas gigantes tecnológicas.
¿Tiene la UE derecho a exigir una estricta moderación de contenidos a Telegram?
Pero, volviendo a las acusaciones que las autoridades europeas lanzan contra Dúrov y Telegram, la propia red social se ha manifestado, en un breve comunicado público, sobre la normativa que aparentemente está detrás de todo lo ocurrido, la Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés) que establece normas estrictas de moderación de contenidos a las grandes plataformas online (las llamadas 'VLOP'):
"Telegram cumple con las leyes de la UE, incluida la Ley de Servicios Digitales. Su moderación se ajusta a los estándares de la industria y mejora constantemente. Dúrov no tiene nada que ocultar y viaja con frecuencia a Europa. Es absurdo afirmar que una plataforma o su propietario son responsables del abuso de esa plataforma".
La cuestión es, ¿Telegram, como VLOP está obligada a adherirse a la modalidad más estricta de moderación de contenidos indicada por la DSA? Bueno, para contestar a esa pregunta hay que tener primero claro si las cifras de Telegram le hacen computar como VLOP. Y, tan sólo cuatro días antes de la detención de Dúrov, las autoridades belgas tenían clara la respuesta: No.
Y esto es porque su número de usuarios no supera los 45 millones de usuarios mensuales en la UE, según un portavoz del Coordinador de Servicios Digitales de Bélgica dijo a Euronews. El Instituto Belga de Correos y Telecomunicaciones (BIPT) explicaba esto:
"Dependiendo de cómo se cuente a los usuarios activos del servicio, es posible llegar a diferentes números. [Pero] no hemos recibido hasta la fecha cifras que indiquen más de 45 millones de usuarios activos mensuales".
De hecho, Telegram afirmó en febrero que tiene 41 millones de usuarios activos mensuales. Y más aún, sostiene que
"el número relevante para calcular este umbral se cree que es incluso menor, ya que solo algunas de las funciones de Telegram pueden contabilizarse como 'plataformas online" según la DSA".
Telegram eligió a Bélgica como su centro de representación legal en la UE el pasado mes de mayo, lo que significa que, hasta que se convierta en una VLOP, el BIPT es responsable de supervisar el cumplimiento de la DSA por parte de la plataforma... en áreas como la transparencia y la moderación de contenidos.
Imagen | Marcos Merino mediante IA + TechCrunch (Flickr)
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