Una de las controversias más recientes en las que Google se ha visto envuelta es Project Dragonfly. Este hace referencia a un motor de búsqueda censurado por defecto que la Gran G está desarrollando para volver a China ocho años después de que se fuese del país. A pesar de la labor de investigación que están haciendo desde el medio The Intercept (que fue el que se hizo eco de este desarrollo en agosto), la empresa no confirmó este proyecto hasta el pasado mes de septiembre. Sundar Pichai, su CEO, se ha mantenido siempre en silencio, hasta hoy.
Durante el WIRED 25 Summit que está teniendo lugar estos días en San Francisco, Pichai ha hablado de Proyect Dragonfly, explicando qué motivos han llevado a Google a iniciar su desarrollo. De hecho, se ha mostrado realmente optimista con respecto a las posibilidad de su navegador: "podremos atender más del 99% de las consultas [...] y hay muchas, muchas áreas en las que proporcionaríamos información mejor que lo que está disponible actualmente".
"Nuestra misión nos obliga a proporcionar información a todos, [y China] es el 20% de la población mundial"
De acuerdo a Sundar Pichai, la idea que mueve el desarrollo de este motor de búsqueda es la premisa de ofrecer la mayor cantidad de información a la mayor cantidad de personas. En ese sentido, el CEO ha apuntado que "nuestra misión nos obliga a proporcionar información a todos, [y China] es el 20 por ciento de la población mundial", tal y como recogen en WIRED. En ese sentido, el CEO de Google ha reconocido que ha sido una decisión que ha tenido su peso en la compañía y que "la gente no lo entiende completamente, pero siempre se están equilibrando un conjunto de valores".
Estos valores, afirman desde WIRED, son el acceso a la información, la libertad de expresión y la privacidad del usuario, aunque Pichai ha reconocido que "también seguimos el imperio de la ley en todos los países". Esta declaración concuerda con las palabras que Keith Enright, Director de Privacidad de Google, tuvo ante el senado el mes pasado. Este dijo que "diseñamos y lanzamos productos con miras a hacer que los beneficios de la tecnología en todo el mundo sean lo más amplios posible" y que cualquier vuelta a China sería "consistente con nuestros valores en privacidad y protección de datos".
Sin embargo, ambas declaraciones chocan frontalmente con el funcionamiento de este motor de búsqueda que, según The Intercept, bloquearía el acceso a los servicios occidentales ya prohibidos, como Facebook o Twitter, y censuraría algunos resultado que puedan molestar a las autoridades, como la masacre de Tiananmen de 1989 o las referencias al anticomunismo. Tampoco serían accesibles medios internacionales como The New York Times o la BBC, así como la Wikipedia.
Google se fue del país en 2010 por negarse a censurar algunos términos y sitios webs tras sufrir un "sofisticado hackeo proventiente de China" (véase Operación Aurora) y por "los esfuerzos del país para limitar aún más la libertad de expresión en la web en China mediante el bloqueo de sitios web como Googe Docs, Blogger, Facebook, Twitter y YouTube", tal y como recogen en TechCrunch. Volver a China con un proyecto como Dragonfly supone, para algunos de los críticos de Google, una decisión "poco ética e irresponsable por parte de los líderes de la compañía".
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