Enviar contenido de Netflix, HBO o Amazon vídeo a nuestro televisor se ha convertido en práctica habitual. Cartelera a la carta, con un precio a pagar a cambio de las bondades que disfrutamos al abandonar el formato clásico de la televisión por antena.
Red Carpet Cinema es el proyecto de Fred Rosen, magnate que obtuvo su fortuna presidiendo Ticketmaster, junto a Dan Fellman, uno de los productores cinematográficos más conocidos y con más recorrido en Hollywood. La idea es traer el cine a casa, literalmente, y a un precio que solo los más pudientes podrán pagar.
Estrenos en exclusiva desde el salón de tu casa
Cine para ricos, a la carta (aunque esta sea algo reducida) con estrenos en exclusiva del estilo de Aquaman o Vengadores: Endgame, que se podrán disfrutar desde la comodidad del hogar siempre y cuando tu bolsillo lo permita.
"Si necesitas un cinturón, puedes comprar uno de cuatro dólares, o puedes irte a Gucci y comprar uno de 1500. Todo lo que se puede comprar tiene una versión de lujo, ¿por qué no las películas? Fred Rosen."
Como leemos en The New York Times, Rosen concibe esta propuesta como una alternativa de lujo para aquellos que quieren disfrutar del cine en privado, permitiendo así a los más pudientes proyectar en su propia casa estrenos de cartelera. Según cuenta el medio estadounidense, Red Carpet Cinema ya tiene contratos con Warner Bros., Paramount y 20th Century Fox, entre otros, ofreciendo un total de 40 películas anuales para sus clientes. No obstante, ninguna de las mencionadas compañías se ha pronunciado sobre el tema.
El proceso de solicitud está sujeto a aprobación, requiriendo una tarjeta de crédito con un límite de al menos 50.000 dólares (algo más de 44.000 euros). Tras la aprobación para convertirse en cliente, se deberá pagar una caja de 15.000 dólares conectada al sistema de cine del hogar. Todo el proceso a manos de técnicos especializados que se encargarán de instalar las pertinentes medidas de seguridad contra la piratería.
El servicio, al más puro estilo de los antiguos videoclubs, tendrá distintas tarifas dependiendo de la popularidad del film que queramos proyectar (desde 1.500 hasta 3.000 dólares), quedando estos limitados a dos proyecciones en un periodo de 36h.
No se busca una base sólida de usuarios, basta con menos de 4.000
Rosen habla de ingresos de 300 millones de dólares anuales con una clientela de menos de 4.000 usuarios, aclarando que no busca crear un servicio con una gran base de usuarios. Afirma no querer iterrumpir en la industria del cine, asegurándose así de que los propios estudios no tengan problema alguno en "ceder" algunos de sus estrenos al proyecto. A sus 75 años cuenta que "ni tiene ganas de molestar a nadie, ni tiene tiempo para aguantar publicidad".
En definitiva, una propuesta privada, con el objetivo de ingresar unos cuantos millones sin irrumpir en las actuales propuestas de cine y servicios de streaming, creada por y para una minoría que verá en Red Carpet Cinema un Netflix de lujo.
Vía | El Mundo
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