México, como Colombia, tiene un problema con los nómadas digitales llegados de países ricos: así está afectando

No solo es el aumento de los precios, son los comportamientos: "como si las leyes y costumbres locales no fueran aplicables"

Jezael Melgoza Kbr06h9dnqw Unsplash
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Ya hemos visto cómo hay ciudades que protestan contra los nómadas digitales y es que están viendo que la gente que llega con altos salarios pueden acarrear problemas. En un reportaje, hablamos con habitantes de Medellín, en Colombia, y de las Islas Canarias en España, además de analizar la situación en Portugal.

Ya no es solo el turismo y los pisos turísticos lo que preocupa en muchas ciudades, sino estos nómadas digitales con altos ingresos que llegan a nuevas ciudades, dispuestos a pagar mucho por un arriendo, más de lo que mucha gente local puede permitirse y sin entrar a conocer la cultura local y convivir con ella.

Además de que suelen llegar de países ricos (básicamente porque la gente nacida en países con un PIB bajo suelen tener restringida la libertad de movimiento, solo hay que mirar esta web para saberlo), en muchos países, para dar un visado de nómada digital, piden a las personas unos ingresos mínimos muy altos. Hay gente de ciudades que se han llenado de personas extranjeras teletrabajando que temen quedarse sin sus casas.

Incremento de los precios de alquiler

Según el popular sitio web Nomad List, Ciudad de México fue el quinto centro de trabajo a distancia de más rápido crecimiento del mundo, registrado en 2022. La clasificación se basa en el número de abonados que se registran desde Ciudad de México, una cifra que creció un 125% en 2021.

Y la ciudad capitalina ya ha protagonizado protestas contra estas personas que, dicen los manifestantes, les están echando de sus casas. Gran parte de los nómadas digitales que acoge México son de su país vecino, los Estados Unidos de América (EUA o EE.UU): se calcula que 1.6 millones de estadounidenses están en el país, según datos del State Department.

John McCabe y Asociación de Políticas para América Latina y el Caribe de la Universidad de Georgetown escribieron hace unas semanas un ensayo que recuerda que "la afluencia de nómadas digitales a las principales ciudades de América Latina ha hecho saltar las alarmas sobre el aumento de los alquileres, los desplazamientos y la gentrificación".

En un mundo pospandémico, la continua migración de trabajadores remotos ha aportado beneficios económicos a lugares como Medellín, mientras que mucha gente sostiene que la afluencia ha provocado un aumento de los alquileres en toda la región, creando barreras a la vivienda asequible y desplazando a los habitantes de sus hogares. Las crecientes preocupaciones han llevado a funcionarios y analistas políticos a examinar cómo los alquileres a corto plazo, un servicio que los trabajadores a distancia utilizan con frecuencia, podrían contribuir al problema.

En 2022, la Ciudad de México firmó un polémico acuerdo con Airbnb y la ciudadanía salió a la calle para protestar, alegando que la empresa contribuía al desplazamiento y la gentrificación.

La reacción llevó a la ex alcaldesa Claudia Sheinbaum a entablar conversaciones con 10 ciudades de EE.UU. y Europa para conocer mejor las medidas adoptadas por las autoridades para regular los alquileres temporales, entre ellas Barcelona, donde se exigen permisos especiales a los anfitriones de Airbnb y se prohíbe a los propietarios alquilar habitaciones privadas para estancias de corta duración.

El problema no es exclusivo de la Ciudad de México. Lugares preciosos como Tulum, Puerto Escondido o San Cristóbal de las casas, son también víctimas de un hedonismo egocéntrico que no mira más allá. No solo es el problema con el incremento de los precios de bienes básicos.

Recuerda Nick Hilden que lleva más de 20 años viviendo en Oaxaca (y que se considera culpable, con sus artículos hablando maravillas de la vida en Puerto Escondido de muchas de las visitas que han llegado a la ciudad), que " lo largo de los años, he visto a innumerables personas tratar el destino que visitan como si fuera un parque de atracciones. Se comportan como si las leyes y costumbres locales -por no hablar de la decencia común- no fueran aplicables".

Lo que cuenta, la que aquí escribo, lo ha visto en muchos lugares del mundo. Gente que, al viajar, siente que las normas básicas de convivencia (y las leyes), dejan de aplicar para ellos. Comenta Hilden que "las personas que viven en estos destinos no son empleados ni personal de eventos. Son personas normales que viven su vida, trabajan y tienen familia. Como visitante, debes tener en cuenta que tú irás y vendrás, pero su comunidad permanecerá. Es su hogar mucho más que tu aventura" y que ve una enorme falta de respeto hacia la gente local por muchos de estos nómadas digitales.

Viajar sin conocer el destino

Hace unos días ya analizábamos en este reportaje sobre mi experiencia en la Ciudad de México cómo los precios se han ido poniendo por las nubes y cómo muchas personas extranjeras pagan precios altísimos por la vivienda sin tener cierta concienciación de cómo eso afectará a la población local.

En Reddit hay un interesante hilo al respecto. Alguien que vive en Roma (la capital de Italia y no la Roma, la colonia de la ciudad), que va y viene a la CDMX desde hace siete años pregunta cómo han podido en estos años subir tanto los precios de las rentas o de comerse unos tacos. La mayoría de la gente le responde que por gente como él si va a la ciudad capitalina y paga esos precios. La respuesta más ingeniosa le recuerda:

Los nómadas digitales no suelen ser conscientes de los costes y de que son ellos los que encarecen las cosas en todo el mundo. ¡Quién podría imaginar que llevar los niveles de renta de Estados Unidos a lugares pobres aumentaría exponencialmente el coste de la vida!.

Realmente, si entras en Google y buscas "mexico digital nomads prices" vas a encontrar como primeros resultados, artículos hechos para "expatriados" (un término clasista que se usa para hablar de migrantes ricos) analizando precios a niveles altísimos, tanto para el alojamiento, el gasto en comida, en desplazamientos y demás. Precios totalmente irreales para un salario medio mexicano.

Y, si alguien se va a otro país a disfrutar de su estilo de vida y los precios asequibles, pero sin entrar de lleno en la cultura local, como pasa mucho, no solo va a perder mucho de la experiencia, sino que no va a llegar a comprender cómo la gente local puede tener grandes estragos para hacer frente a este aumento de precios.

En este caso, como ya expliqué en un reportaje a este respecto, para ser un poco responsables de nuestra decisiones y que sus resultados sean más sostenibles, yo siempre recomiendo buscar casas normales (escapar de lujos fancy si no es la tendencia) y pagar lo que pagaría un local con un trabajo similar  al tuyo. Al mismo tiempo, apostar por la comida local, por las costumbres de tu nueva ciudad es también útil y, sobre todo, respetar.

Imagen | Foto de Jezael Melgoza en Unsplash 

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